SUHELIS TEJERO PUNTES | EL UNIVERSAL
Una distribución más justa de los ingresos nacionales no ha sido suficiente para resolver los desequilibrios que enfrenta la economía venezolana y que afectan, precisamente, al estrato social más débil: los pobres. Al menos ese es el panorama que dibuja la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su último "Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2013".
El organismo midió los incrementos inflacionarios que enfrentaron los estratos más pobres en comparación con los más ricos. De allí surgió el dato: Venezuela es el país de América del Sur donde una elevada inflación impacta con más fuerza a los pobres, quienes destinan una mayor parte de su gasto a la compra de alimentos, precisamente los productos que han registrado los mayores aumentos de precios.
"En América del Sur, el promedio de las diferencias osciló alrededor de los 0,6 puntos porcentuales entre 2010 y 2012 y la República Bolivariana de Venezuela volvió a ser el caso en que las diferencias observadas fueron mayores, seguida del Brasil (en 2010 y 2012), el Perú (en 2011) y Chile (en 2011 y 2012)", indica el informe.
En alerta
La situación preocupa a la Cepal, que advirtió la necesidad de que los gobiernos de América Latina y el Caribe tomen las medidas necesarias, pues consideran que las presiones sobre los precios de los alimentos podría continuar, y ello impulsaría la tasa de la pobreza y de la indigencia.
El organismo lo tiene claro: la inflación, un problema que en Venezuela es más grave que en el resto de la región latinoamericana, no se debe al acaparamiento ni a la especulación. Más bien se trata de las devaluaciones que se han aplicado para "corregir desequilibrios previos, causados por expansiones de gasto no sostenibles", indica el informe.
Los datos que maneja el Banco Central de Venezuela (BCV) permiten sustentar los resultados del informe de la Cepal. Entre junio de 2012 e igual mes de este año la inflación para los más pobres fue de 42,6%, mientras que los precios en ese período subieron 33,8% para los más ricos.
La economía local se encuentra sometida a controles de precios que rigen precisamente sobre los productos más básicos, a fin de que el avance inflacionario afecte menos a los más desfavorecidos. No obstante, el objetivo no se cumple.
Según los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE) local, las familias deben pagar 44,7% más que hace un año para cubrir el costo de los alimentos sujetos a regulaciones. En general, los alimentos más básicos para los hogares venezolanos han aumentado 49,4% durante el último año, de acuerdo a los datos oficiales.
A contracorriente
Si bien la Cepal valora el esfuerzo del gobierno venezolano por mejorar la distribución del ingreso nacional y reconoce que incrementar las remuneraciones de los trabajadores benefició a los hogares más pobres, no deja de destacar que el avance de los precios es un problema que justamente afecta a ese estrato social.
El estudio de la Cepal señala que los únicos países de América Latina donde la inflación ha aumentado, en lugar de replegarse son República Dominicana y Venezuela. Entre 2008 y 2013 los precios pasaron de 4,5 a 5% en el primer caso, y de 31,9 a 33,7% en el segundo caso. Los datos analizados en el informe son hasta mayo de este año.
Al tomar en cuenta los ingresos laborales en cada país de la región y cruzarlos con el impacto inflacionario, la Cepal revela que el vigor al subir las remuneraciones ha sido insuficiente. Venezuela es el único país de América Latina donde el salario medio real ha caído. Desde 2005 hasta el primer trimestre de 2013 se ha reducido 6,4%, según el organismo.
El problema inflacionario y las distorsiones que la generan lucen como situaciones a largo plazo. El profesor de la Universidad Johns Hopkins, Steve H. Hanke, resalta en su investigación "El proyecto de las monedas problemáticas" que en Venezuela existe una inflación implícita de 240,6%, muy por encima del registro oficial que, para junio era de 39,6%.
El diferencial, asume Hanke en su investigación, está relacionado con la existencia de un mercado paralelo de divisas -que es ilegal en Venezuela- que genera un impacto en la conformación de los precios al consumidor, pues allí el dólar se cotiza en niveles muy por encima de la divisa oficial que se autoriza a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) y, ahora, con las subastas que realiza el BCV a través del Sicad.
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