No se terminó de anunciar la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad, cuando más de medio país soltó una sonora carcajada. Los jodedores del Twitter, hicieron todos los chistes inimaginables.
Me llamó mucho la atención aquél que decía que para optar por un poco de felicidad, había que ir a buscar las planillas en una taquilla dispuesta para ello, llenarlas, ordenarlas en una carpeta marrón con gancho a la izquierda, numerar los folios, entregarlos y esperar, previa aprobación, el toque de felicidad solicitado al cambio oficial.
En otro se señalaba que en esa taquilla se repartirían por orden de llegada y previa presentación del carnet del PSUV, 2 potes de leche, 6 de Harina Precocida, 2 litros de aceite, 4 kilos de guiso para Hallacas y una foto firmada por el Comandante Eterno. Otro señalaba que era un desperdicio ese despacho ya que aquí todos éramos felices pues teníamos Patria. Total, la joda duró varios días, aunque todavía por allí uno que otro con la chispa retrasada inventa alguna otra ocurrencia.
La respuesta de los voceros del gobierno no se hizo esperar. Indignados por la chanza colectiva, acusaron a los chistosos de insensibles, portadores de odio y opositores irracionales de las Misiones.
Evidentemente acusaron el golpe y apelaron a la manipulación ya gastada, pero no por eso menos peligrosa, del odio clasista. Afortunadamente en este país todavía el buen humor permanece incólume, a pesar de la arremetida gubernamental de cursilería, falsas posiciones moralistas y retórica sensiblera sobre un pueblo que solo lo conciben extendiendo la mano para recibir y sin ninguna posibilidad de emprendimiento para el logro del progreso personal.
Esta perspectiva, muy cubana por lo demás, es la que ha orientado laspolíticas sociales de este gobierno. Recordemos que Giordani, como siempre adelantado a su tiempo, se lo había advertido por allá por el 2000 al General Guaicaipuro Lameda: "usted no ha comprendido, General, este gobierno necesita pobres para mantenerse en el poder".
Bajo esa lógica, si los pobres por definición no pueden ser felices por sí mismos, allí está el gobierno revolucionario para administrarle la dosis que necesita cada uno, y al final, como dice el refrán, "todos felices comiendo perdices". Aunque laverdad las perdices se las comen otros porque en Mercal no hay.
Como profesor no recomiendo a mis alumnos el uso de páginas como Wikipedia, el Rincón del Vago, El Profe Julio, pero en esta oportunidad me viene como anillo al dedo un párrafo que encontré en una de esas páginas cuando busqué lo relativo al Ministerio del Amor orwelliano.
Dice lo siguiente: "El Ministerio del Amor es uno de los cuatro ministerios que gobiernan en el superestado de Oceanía en la novela de George Orwell 1984. Su tarea es reafirmar los sentimientos de lealtad y amor de los ciudadanos de Oceanía hacia el Gran Hermano utilizando como principales instrumentos para tal fin el miedo, la tortura y el lavado de cerebro". ¿Orwell con alpargatas?
Cort. TalCualDigital
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