Señora Hanson, usted ha transformado al Ministerio de Educación en un instrumento de dominación. El aparato estatal que usted controla se dedica a sembrar el miedo entre dueños de colegios, directores de planteles, maestros, profesores, padres de familia y estudiantes
Ministra Hanson: Me dirijo a usted con la intención de puntualizar algunas ideas que, como ciudadana y madre venezolana, estoy en el deber moral de comunicarle. Preocupa profundamente su proceder en el Ministerio de Educación.
La imposición de la Resolución 058, la distribución arbitraria de la Colección Bicentenario en las escuelas del país y la simulación de consulta en torno al Currículo Bolivariano configuran un escenario propicio para la dominación ideológica, para el culto a la personalidad y para el asentamiento de un discurso de odio basado en la mentira sistemática. Estas acciones revelan modos autocráticos y proponen un modelo educativo con rasgos totalitarios.
En numerosas ocasiones usted nos ha revelado que su misión frente al Ministerio es la instauración de una nueva ética socialista en el corazón de los niños venezolanos. Permítame decirle con firmeza que esta misión, además de ser abiertamente inconstitucional, ofende a las familias venezolanas ¡El corazón de nuestros hijos no le pertenece Ministra Hanson! El corazón de cada niño es responsabilidad natural y esencial de sus padres y de cada familia.
El cargo temporal que usted ocupa no la habilita a ir por la conciencia de nuestros hijos. Su labor se debe limitar a gestionar la educación en Venezuela.
En tal sentido, usted debería dedicarse a promover iniciativas privadas que robustezcan a la sociedad civil y, sobretodo, está en la obligación de ofrecerle al pueblo venezolano una educación oficial que permita el desarrollo integral de la persona. Abóquese a eso y saque de sus ambiciones al corazón de nuestros hijos.
Señora Hanson, usted ha transformado al Ministerio de Educación en un instrumento de dominación. El aparato estatal que usted controla se dedica a sembrar el miedo entre dueños de colegios, directores de planteles, maestros, profesores, padres de familia y estudiantes.
Esta política del terror ensimisma a las personas, las hace egoístas, desconfiadas, conflictivas. Su atropello castra las virtudes personales, nos arroja al engañoso sálvese quien pueda. Nos aleja de lo humano y nos acerca a las bestias.
A pesar de todo lo descrito en líneas anteriores, sepa usted que en Venezuela hay familias dispuestas a defender la educación de sus hijos y la libertad del país. No soy ingenua en este planteamiento.
Con prudencia verdadera reconozco que la lucha se nos presenta desigual y opresiva. Usted se ha encargado de hacernos saber que, detrás de sus acciones, se encuentra el brazo tiránico de los Castro y, en tal sentido, resulta evidente que a usted nunca le faltará el tutelaje represivo en la asignatura totalitaria.
Sin embargo, con la fortaleza que ofrece la rectitud de conciencia y el inmenso amor que le tengo a mis hijos y a mi país le confirmo que seguimos incansables en la lucha llevando a la práctica lo que el beato Juan Pablo II nos enseñó: Ahogar el mal en abundancia de bien. Mientras usted siembra miedo, terror y odio, nosotros vamos ofreciendo libertad, virtud y amor.
Cort. TalCualDigital
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