Por: Fernando Rodríguez/TalCual
E stamos seguros de que la Fiscalía pasará a la historia como un ejemplo paradigmático de sumisión al Poder Ejecutivo y autora de los peores guisos judiciales en detrimento de las libertades ciudadanas.
Para no retrotraernos a su más famosa actuación, la inmortal comedia de Isaías y Giovanni, recordemos el muy reciente espectáculo del diputado 99, en que por mera casualidad la fiscala se acordó de un caso muy viejo y archivado justo en el momento en que se necesitaba un voto (1) parlamentario para habilitar al Presidente y, ¡nada por aquí… ¡lo sacó del sombrero! Ahora la Fiscalía, esta vez motivada por la “insinuación” de un general-ministro, lanza en ristre decidió emprenderla contra la libertad de expresión, asunto en el cual ya tiene experiencia acumulada.
Se trata del caso de una foto, sangre en la calle producto de un alevoso crimen, publicada por el muy circunspecto diario El Universal. Vale la pena reproducir la acusación de la entidad, redactada seguramente por algún graduado de las nuevas universidades que pululan en el país y aquel que la entienda buen entendedor será: “Prohibir al diario El Universal la publicación de imágenes, informaciones y publicidad de cualquier tipo, con contenido de sangre, armas, mensajes de terror, agresión física, imágenes que utilicen contenidos de guerra y mensajes sobre muerte y decesos que puedan alterar el bienestar psicológico de De tal batiburrillo pareciera que se infiere que dicho diario, se supone que los otros también, no puede informar sobre ningún hecho delictivo que suceda en este país tan ostentosamente delictivo. Tampoco, entiende uno del desafuero sintáctico, se podrán publicar obituarios o noticias sobre algún intento de magnicidio o de invasiones imperiales, tan frecuentes en el país.
Todo lo cual está inspirado en la Lopna para proteger la salud mental de niños y adolescentes. Ley invocada perversamente para perseguir la libertad de expresión.
Los periódicos, es obvio, no están destinados a los niños, felizmente, porque no sólo los inquietarían y turbarían esos hechos de página roja sino igualmente las terribles amenazas económicas que se ciernen sobre su futuro, los insultos que intercambian a diario quienes guían su país o las corruptelas de sus gobernantes, algunas convertidas en escándalos públicos.
Para no hablar de lo mal que anda la justicia y quienes deben aplicarla. Ante tan terrible panorama donde reina el lobo más feroz, más vale que se dediquen a Mario Bros y otros juegos electrónicos, para no deprimirse por el pobre país que les ha tocado en suerte.
Si el caso es que alguna vez el chamo, por azar, vea el periódico de papá, eso implicaría que éste no podría, digamos, llevar tampoco a casa ninguna novela erótica, por ejemplo Las cincuenta sombras de Grey , que han leído cien millones de personas, porque también podrían ser fisgoneadas por los párvulos.
Total que la Lopna no sirve para los fines requeridos de acallar la prensa. Aplíquensela mejor a la TV, donde sí corre la sangre a raudales y ustedes se hacen de la vista gorda. En cuanto al argumento adicional y todavía más peligroso de que esas informaciones “generan desestabilización hacia la población venezolana”, estamos seguros de que quien genera tan lamentable estado psíquico es el malandro que uno supone a la vuelta de la esquina y no el periodista que reseña el suceso y la incapacidad gubernamental para ponerle coto a la epidemia delictiva que nos azota. Y que es el verdadero motivo de la censura.
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