miércoles, 17 de septiembre de 2014

De la trocha a Big Data/VenEconomía miércoles 17sep14

Por: Venconomía
Cada día es más evidente que el país marcha en sentido contrario al desarrollo, la evolución y el progreso, con la misma rapidez que una élite política, enquistada en el poder desde hace 15 años, se empeña en imponer cinco revoluciones (calcadas de los cinco motores enunciados por Hugo Chávez que no lograron arrancar) de un Plan de la Patria que delinea un socialismo del siglo XXI que es retroceso puro.


En el ínterin la mayor parte de las naciones se enfilan “a pasos agigantados hacia el encuentro de nuevas fronteras, en las que aguardan enormes desafíos para el ambiente de los negocios, con los riesgos y oportunidades que este siglo promete. Los cambios hoy son cada vez más rápidos y más profundos que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, y una buena parte de ella se ha lanzado en la consecución de grandes objetivos de cara al siglo XXI”.

Con este planteamiento el economista venezolano Mario A. Cervellione Hoffmann, enfoca su análisis (a ser publicado en la edición de septiembre de VenEconomía Mensual) titulado De la trocha al Big Data.

Cervellione explica la disyuntiva que se les presenta a los venezolanos para afrontar el enorme desafío “que supone el colmar la brecha tecnológica que tiene el país frente al resto de las naciones, incluyendo algunas en esta región”.

Acota que mientras en el día a día de las principales economías desarrolladas y en las que han entendido las nuevas reglas de juego se imponen conceptos como investigación, desarrollo e innovación (I+D+I), en Venezuela las reglas impuestas por el gobierno retrógrado están de espaldas a estos, “atrasando culposamente al país, inclusive frente a economías de la región, otrora con mayores desventajas que las de Venezuela, pero que han continuado su escalada hacia el progreso, cumpliendo con su cuota de trabajo, productividad y sacrificio en la misma medida en la que Venezuela se alejó de todo aquello que el sano juicio económico y político podría sugerir, llegando a desaprovechar una oportunidad difícilmente repetible”.  En consecuencia, Venezuela dejó de ser un país de referencia en la región.

Desarrolla Cervillione en su análisis el ejemplo de lo que llama “el nuevo petróleo”: el valor estratégico del manejo de los datos.

Indica que la magnitud de los datos que está disponible en la actualidad, así como la capacidad de procesarlos, “se han convertido en una nueva categoría de activo”, y contextualizando su importancia afirma que “los datos que se generan hoy tienen un valor equivalente al petróleo o al oro”. Explica que según el informe más reciente editado por el World Economic Forum, conjuntamente con el INSEAD y la Cornell University: The Global Information Technology Report, el boom de los datos es comparable al petrolero en Texas o a la Fiebre del Oro de 1800 en San Francisco”. Hoy ya se habla de Big Data, como un nuevo paradigma que pone a las organizaciones ante la realidad que ofrece una inconmensurable cantidad de datos que se caracteriza por su alto volumen, su alta velocidad y su vasta variedad.

Contradictoriamente, mientras los círculos de gerencia del resto del mundo están centrados en discusiones técnicas de este calibre, en Venezuela no queda otra que discutir sobre la malaria, que ha reaparecido; sobre la emergencia sanitaria, como la que explotó en el estado Aragua; sobre el colapso del sector salud, y sobre cómo el contrabando va a ser detenido un control biométrico; o se inventa una guerra económica, se criminaliza la actividad privada, estrangulada por los controles, la permisología asfixiante y las millonarias penalidades. Todo ello en un vano intento por evadir las culpas y responsabilidades que ha tenido una gestión económica que puede calificarse de demencial.
La mayor impotencia ante este negativo panorama es que “no se le puede preguntar a Nicolás Maduro hacia dónde conduce al país, pues el no sabe la respuesta”.

En este punto VenEconomía se pregunta ¿será que sí tiene la respuesta y que ya logró el objetivo? ¿La meta de Chávez no era el mar de la felicidad? ¡Hace rato que Venezuela se hunde en esas profundas aguas del castrismo!

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