ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Los familiares del fallecido presidente Hugo Chávez salieron ganando y no está del todo claro si el saliente zar económico Rafael Ramírez perdió todo su poder, pero el recién anunciado “sacudón” del régimen de Nicolás Maduro fue una gran decepción para quienes esperaban escuchar soluciones a los graves problemas que aquejan a la economía venezolana.
Analistas consultados discrepaban el miércoles sobre los cambios anunciados el día anterior por Maduro. Algunos de ellos calificaron a Ramírez como el gran perdedor y otros consideraron que en realidad no perdió tanto.
Pero las medidas sí dieron algunas señales de fortalecimiento de la facción perteneciente a la familia del fallecido gobernante, luego de que Maduro nombrara a uno de sus primos, Asdrúbal Chávez, como ministro de Energía y Minas.
“Los cambios de gabinete han aumentado la influencia política de la familia Chávez”, dijo Diego Moya-Ocampos, analista senior para América Latina de IHS Country Risk, en un informe.
De acuerdo con el especialista, el régimen se había convertido en el epicentro de una batalla interna entre Maduro y la familia Chávez, la cual se estaba sintiendo desplazada.
Maduro reveló el martes la reestructuración de su equipo de gobierno, nombrando al general Rodolfo Marco Torres como vicepresidente de Economía, en reemplazo de Ramírez, quien pasó del Ministerio de Energía y Minas y de la presidencia de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), a la Cancillería y a la vicepresidencia de soberanía política.
Como nuevo jefe de PDVSA fue designado el ingeniero Eulogio del Pino, quien viene de la vicepresidencia de Exploración y Producción de la paraestatal, mientras que Elías Jaua, quien venía ocupando el papel de canciller, pasó a la vicepresidencia de Desarrollo del Socialismo Territorial y Comunas, y ministro para las Comunas.
Para Moya, los nombramientos cambian la relación de poder entre los Chávez y Maduro.
“Esto brinda estabilidad política para Maduro, dado que la familia Chávez es el principal grupo que podría retarle, acusándole de mal manejo económico”, escribió Moya desde Londres.
“No obstante, [el sacudón] no va a mejorar la economía, no va a aumentar la eficiencia del sistema cambiario, ni va a crear las condiciones para un aumento en la producción de petróleo. Por el contrario, la situación va a seguir igual o va a empeorar”.
El analista advirtió que la politización aún más acendrada de sectores clave de la economía probablemente conducirá a un mayor deterioro que, pese al renovado respaldo de la familia Chávez, podría “erosionar la estabilidad política de Maduro en el mediano plazo”.
El presidente de Fedecámaras, la principal patronal de Venezuela, Jorge Roig, advirtió que los anuncios del martes denotan que las cosas no marchan bien en el país.
Maduro hizo “unos cambios en el gabinete (…) lo cual es un reconocimiento explícito de que las cosas no van tan bien como él quiso anunciar al país”, dijo Roig a periodistas.
“Lo que hace falta por ver es si va a haber un cambio en el esquema de juego, que es lo que estamos esperando todos los venezolanos”, añadió.
Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, dijo desde Caracas que la remoción de Ramírez como hombre fuerte de la economía y las finanzas del país, no es un buen augurio para las esperanzas de que el régimen de Maduro emprenda el camino de las políticas coherentes, ante la crudeza de la crisis económica.
Ramírez se había convertido en la voz de las corrientes internas del chavismo que promovían la adopción de políticas pragmáticas para salir de la crisis, incluyendo la unificación de los múltiples tipos de cambio, visto como una importante fuente de corrupción y de ineficiencia que agudiza los problemas de desabastecimiento del país.
“Parte de eso ya se sabía con las declaraciones de las últimas semanas de Maduro, quien dijo que aquí no venía un aumento de la gasolina, y que aquí no venía la unificación cambiaria”, comentó Ramírez.
Pero el premio de consolación que le dieron al ex presidente de PDVSA no es del todo desdeñable, agregó.
“El pasa a ser el vicepresidente político, es decir, el vicepresidente con mayor fuerza después de los vicepresidentes, distintos al Vicepresidente Ejecutivo”, comentó Ramírez.
El asesor político Esteban Gerbasi coincidió.
“Mucha gente tiene una lectura equivocada de lo que pasó con Ramírez. A él en realidad no le quitaron ningún poder”, dijo Gerbasi al comentar que las piezas claves de la economía venezolana siguen siendo operadas por personas muy cercanas al funcionario, quien ahora además pasa a controlar la diplomacia venezolana.
En su informe, Moya pronosticó una continuidad de la actual conducción económica con el régimen, preservando su política cambiaria, priorizando el otorgamiento de dólares preferenciales para las compras de alimentos y medicinas, en un intento por disminuir los riesgos del descontento social.
No obstante, el país requiere de urgentes correctivos económicos en vista de las actuales dudas sobre la sostenibilidad de los actuales niveles de gasto público bajo un escenario de precios de petróleo estancados, dijo.
El Nuevo Herald
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