CARACAS (AFP) - La Iglesia católica se convirtió en blanco de fuertes ataques del presidente venezolano Hugo Chávez, quien pidió revisar los privilegios del Vaticano en el país y tildó de "cavernícola" a una parte del ente eclesiástico, después de que un cardenal criticó el rumbo de su gobierno.
El miércoles, Chávez instó a su ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, a estudiar el convenio entre Venezuela, un país de mayoría católica, y la Santa Sede para estar seguros de que la Iglesia de Roma no tiene "privilegios" con respecto a otras iglesias, lo cual violaría la Constitución, según el mandatario.
"Vamos a estudiar cuál es el convenio" firmado hace décadas, anunció Chávez, pidiendo verificar si este acuerdo "da a la Iglesia católica un privilegio sobre otras iglesias" porque "Venezuela es un Estado seglar".
La pugna verbal entre la Iglesia y el mandatario se avivó por las recientes declaraciones del cardenal venezolano Jorge Urosa Savino, actual arzobispo de Caracas, quien consideró que el jefe de Estado "pasa por encima de la Constitución" y quiere llevar al país "por el camino del socialismo marxista, que es totalitario, y conduce a una dictadura".
Sus afirmaciones provocaron que Chávez lo calificara de "troglodita" y progolpista y lo retara a demostrar ante un tribunal que su gobierno viola la Carta Magna.
"Troglodita te dije, troglodita te vuelvo a decir", repitió el mandatario venezolano el miércoles.
Además, dirigiéndose también a un cierto sector de la Iglesia, Chávez lanzó: "Por si no lo entendieron, son unos cavernícolas (...) Habría que exhortarlos a que se quiten la sotana detrás de la cual se esconden cobardemente".
En un comunicado, la Conferencia Episcopal venezolana mostró su interés en "pasar la página" y "deponer la actitud de confrontación" al mismo tiempo que pidió al gobierno "un entendimiento a pesar de las diferencias de ideas".
Esta subida de tono entre la Iglesia y el presidente venezolano se produce a dos meses y medio de unas elecciones legislativas cruciales, en las que el gobierno desea mantener la mayoría en la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).
Chávez, quien se dice católico convencido y considera a Jesucristo el "primer socialista" de la Historia, defiende una Iglesia encarnada en el pueblo y aseguró el miércoles que no considera al Papa "ningún embajador de Cristo en la Tierra".
"Si en todo caso tuviese Cristo un embajador no es otro que el pueblo", zanjó.
Las declaraciones del mandatario contra la Iglesia venezolana provocaron un efecto en cadena y numerosos ministros, diputados y representantes de otras instituciones públicas salieron en defensa del mandatario.
Para la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, los representantes de la Iglesia católica venezolana "han tratado de utilizar la fe de tantos millones de feligreses manipulándolos con la mentira".
"En Venezuela tenemos una Iglesia arrastrada que no está del lado del pueblo, que se opone a la revolución social, que sólo quiere sembrar miedo y odio en la sociedad venezolana hablando de un falso comunismo", declaró por su parte el diputado Carlos Escarrá, antes de que los diputados aprobaran un documento de condena a las declaraciones del cardenal Urosa.
Para Baltasar Porras, arzobispo de Mérida (oeste) y uno de los responsables de la Conferencia Episcopal Venezolana, la Iglesia católica sufre en Venezuela una campaña de "descrédito".
"No puede ser que declaren una política de exterminio, de llevarse a todo el mundo por delante en una especie de deslave en el que no queden sino ruinas para desde ahí edificar el proyecto político que se quiera en base a la miseria y la incapacidad de los que queden vivos", lamentó el arzobispo.
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