Por JUAN O. TAMAYO/jtamayo@ElNuevoHerald.com
Oscar Elías Biscet, el preso político más conocido de Cuba, se ha rehusado junto a otros nueve disidentes a salir hacia España en caso de ser liberado, dijeron sus familiares, mientras los siete ex prisioneros que llegaron el martes a Madrid se comprometieron a proseguir su activismo en el exilio.
"Cada uno ha tomado el camino que ha considerado conveniente'', dijo Ricardo González a los reporteros al llegar a España. "Para nosotros, el exilio es una prolongación de la lucha, y se puede luchar de muchas formas''.
Mientras tanto, el ministro español de Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, anunció que otros cuatro disidentes serían puestos en libertad y volarían a Madrid el martes y miércoles como parte del acuerdo del gobierno de Raúl Castro de liberar a 52 de los estimados 167 presos políticos de la isla en los próximos cuatro meses.
Los cuatro fueron identificados como Omar Rodríguez, Normando Hernández González, Luis Milán y Mijail Bárzaga.
Philip J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado, dijo que Washington quiere la libertad de todos los presos políticos pero calificó la liberación de los primeros siete como "un desarrollo positivo que esperamos represente un paso hacia un mayor respeto a los derechos huumanos y libertades fundamentales''.
"Todos lo que salgan de prisión deben de ser libres para decidir por sí mismos si permanecen en Cuba o viajan a otro país'', dijo Crowley, refiriéndose al parecer a quejas de que las autoridades cubanas estaban presionando a los disidentes para que salgan de la isla.
Los siete presos liberados fueron conducidos directamente de la cárcel a los aviones que los llevaron junto con unos 30 familiares a Madrid "como si fueran peligrosos criminales'', dijo Berta Soler, la esposa de uno de los disidentes presos.
La Iglesia Católica de Cuba, que negoció la liberación con Castro, ha insistido en que las salidas son voluntarias y dijo que 20 de los 52 presos han acordado irse de la isla. Los 52 son los últimos encarcelados de los 75 opositores pacíficos encausados en una ofensiva represiva del 2003. Otras dos docenas de presos han sido liberados por razones de salud.
Aunque Oscar Elías Biscet no era parte de los 75, su nombre ha sido incluido en algunas versiones de la lista de disidentes a ser liberados bajo el acuerdo.
Biscet ya ha decidido no salir al exilio y permanecer en Cuba como activista de derechos humanos, según confirmó su esposa, Elsa Morejón, en declaraciones por teléfono a El Nuevo Herald desde La Habana.
"El siempre ha dicho que no, y todavía sigue diciendo que no," añadió Morejón, que habló el sábado por teléfono con Biscet desde la prisión del Combinado del Este. "Y yo respeto su posición''.
Morejón dijo que Biscet también le había dicho que el cardenal Jaime Ortega no lo había llamado por teléfono para preguntarle si quería salir de la isla, como ha hecho con la mayoría de los demás. Las autoridades de la prisión tampoco le han dicho nada sobre una posible liberación.
Biscet, de 49 años, un médico arrestado por última vez en el 2002 y que ahora cumple una condena de 25 años, fue detenido docenas de veces entre 1997 y 1999. De 1999 hasta hoy sólo ha estado 36 días en libertad. En el 2007 ganó la Medalla de la Libertad concedida por el gobierno de George W. Bush.
Morejón identificó a los otros presos que rehusan salir al exilio --todos parte de los 75-- como Eduardo Díaz Fleitas, Regis Iglesias Ramírez, Pedro Argüelles Morán, Librado Linares, José Daniel Ferrer, Arnaldo Lauzerique, Iván Hernández Carrillo, Fidel Suárez Cruz y Diosdado González Marrero.
Ni las autoridades cubanas ni las eclesiásticas han explicado qué les sucedería a los presos políticos que se rehúsen a salir al exterior cuando sean puestos en libertad. El gobierno controla el 95 por ciento de la economía, y frecuentemente despide a los opositores políticos de sus trabajos.
Los siete ex presos políticos que llegaron a Madrid el martes fueron Ricardo González Alfonso, Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque y Pablo Pacheco.
Gálvez, de 65 años, un periodista independiente que cumplia una condena de 15 años, leyó una declaración conjunta en el aeropuerto de Madrid en la que atribuyó su liberación a la lucha de muchos cubanos por los derechos humanos.
La carta mencionó específicamente las huelgas de hambre de Orlando Zapata, que murió el 23 de febrero, y de Guillermo Fariñas. Este último terminó la semana pasada su protesta de 135 días, pidiendo la liberación de 26 presos políticos en mal estado de salud, después de que la Iglesia anunciara que los 52 serían liberados.
Posteriormente, Gálvez le dijo a la agencia EFE que aunque Raúl Castro no era ningún ‘‘angelito'' había tomado medidas "que Fidel nunca hizo''.
Ricardo González, de 60 años, un periodista independiente, negó que los siete se hubieran sentido presionados para salir al exilio y añadió que en cualquier negociación tiene que haber concesiones y cambios de posición.
Seis de los siete usaban camisas y corbatas que, al parecer, les habían dado las autoridades cubanas justo antes de su liberación. Tras hacer una señal de victoria, se dirigieron a sus alojamientos dispuestos por el ministerio español de Relaciones Exteriores.
El gobierno "va a facilitar todo lo necesario para su plena integración en la sociedad española'' aunque también pueden optar por mudarse a otro país, les dijo Juan Pablo de Laiglesia, secretario de estado para América Latina.
Los cuatro presos a ser liberados proximamente fueron identificados como Omar Rodríguez, Normando Hernández González, Luis Milán y Mijail Bárzaga.
"Cada uno ha tomado el camino que ha considerado conveniente'', dijo Ricardo González a los reporteros al llegar a España. "Para nosotros, el exilio es una prolongación de la lucha, y se puede luchar de muchas formas''.
Mientras tanto, el ministro español de Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, anunció que otros cuatro disidentes serían puestos en libertad y volarían a Madrid el martes y miércoles como parte del acuerdo del gobierno de Raúl Castro de liberar a 52 de los estimados 167 presos políticos de la isla en los próximos cuatro meses.
Los cuatro fueron identificados como Omar Rodríguez, Normando Hernández González, Luis Milán y Mijail Bárzaga.
Philip J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado, dijo que Washington quiere la libertad de todos los presos políticos pero calificó la liberación de los primeros siete como "un desarrollo positivo que esperamos represente un paso hacia un mayor respeto a los derechos huumanos y libertades fundamentales''.
"Todos lo que salgan de prisión deben de ser libres para decidir por sí mismos si permanecen en Cuba o viajan a otro país'', dijo Crowley, refiriéndose al parecer a quejas de que las autoridades cubanas estaban presionando a los disidentes para que salgan de la isla.
Los siete presos liberados fueron conducidos directamente de la cárcel a los aviones que los llevaron junto con unos 30 familiares a Madrid "como si fueran peligrosos criminales'', dijo Berta Soler, la esposa de uno de los disidentes presos.
La Iglesia Católica de Cuba, que negoció la liberación con Castro, ha insistido en que las salidas son voluntarias y dijo que 20 de los 52 presos han acordado irse de la isla. Los 52 son los últimos encarcelados de los 75 opositores pacíficos encausados en una ofensiva represiva del 2003. Otras dos docenas de presos han sido liberados por razones de salud.
Aunque Oscar Elías Biscet no era parte de los 75, su nombre ha sido incluido en algunas versiones de la lista de disidentes a ser liberados bajo el acuerdo.
Biscet ya ha decidido no salir al exilio y permanecer en Cuba como activista de derechos humanos, según confirmó su esposa, Elsa Morejón, en declaraciones por teléfono a El Nuevo Herald desde La Habana.
"El siempre ha dicho que no, y todavía sigue diciendo que no," añadió Morejón, que habló el sábado por teléfono con Biscet desde la prisión del Combinado del Este. "Y yo respeto su posición''.
Morejón dijo que Biscet también le había dicho que el cardenal Jaime Ortega no lo había llamado por teléfono para preguntarle si quería salir de la isla, como ha hecho con la mayoría de los demás. Las autoridades de la prisión tampoco le han dicho nada sobre una posible liberación.
Biscet, de 49 años, un médico arrestado por última vez en el 2002 y que ahora cumple una condena de 25 años, fue detenido docenas de veces entre 1997 y 1999. De 1999 hasta hoy sólo ha estado 36 días en libertad. En el 2007 ganó la Medalla de la Libertad concedida por el gobierno de George W. Bush.
Morejón identificó a los otros presos que rehusan salir al exilio --todos parte de los 75-- como Eduardo Díaz Fleitas, Regis Iglesias Ramírez, Pedro Argüelles Morán, Librado Linares, José Daniel Ferrer, Arnaldo Lauzerique, Iván Hernández Carrillo, Fidel Suárez Cruz y Diosdado González Marrero.
Ni las autoridades cubanas ni las eclesiásticas han explicado qué les sucedería a los presos políticos que se rehúsen a salir al exterior cuando sean puestos en libertad. El gobierno controla el 95 por ciento de la economía, y frecuentemente despide a los opositores políticos de sus trabajos.
Los siete ex presos políticos que llegaron a Madrid el martes fueron Ricardo González Alfonso, Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque y Pablo Pacheco.
Gálvez, de 65 años, un periodista independiente que cumplia una condena de 15 años, leyó una declaración conjunta en el aeropuerto de Madrid en la que atribuyó su liberación a la lucha de muchos cubanos por los derechos humanos.
La carta mencionó específicamente las huelgas de hambre de Orlando Zapata, que murió el 23 de febrero, y de Guillermo Fariñas. Este último terminó la semana pasada su protesta de 135 días, pidiendo la liberación de 26 presos políticos en mal estado de salud, después de que la Iglesia anunciara que los 52 serían liberados.
Posteriormente, Gálvez le dijo a la agencia EFE que aunque Raúl Castro no era ningún ‘‘angelito'' había tomado medidas "que Fidel nunca hizo''.
Ricardo González, de 60 años, un periodista independiente, negó que los siete se hubieran sentido presionados para salir al exilio y añadió que en cualquier negociación tiene que haber concesiones y cambios de posición.
Seis de los siete usaban camisas y corbatas que, al parecer, les habían dado las autoridades cubanas justo antes de su liberación. Tras hacer una señal de victoria, se dirigieron a sus alojamientos dispuestos por el ministerio español de Relaciones Exteriores.
El gobierno "va a facilitar todo lo necesario para su plena integración en la sociedad española'' aunque también pueden optar por mudarse a otro país, les dijo Juan Pablo de Laiglesia, secretario de estado para América Latina.
Los cuatro presos a ser liberados proximamente fueron identificados como Omar Rodríguez, Normando Hernández González, Luis Milán y Mijail Bárzaga.
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