Por: VenEconomía
La realización de las elecciones parlamentarias entró en cuenta regresiva. Sin embargo, una andanada de hechos de interés nacional han relegadoel tema en los medios de comunicación y en la opinión pública a los últimos escaños. Sin embargo, hace pocos días los comicios parlamentarios saltaron a la palestra pública, cuando el Senado de Chile emitió un comunicado solicitando al Poder Electoral de Venezuela autorización para participar en calidad de observadores internacionales en estas elecciones. En cualquier país donde impere la democracia y la transparencia electoral, esta solicitud habría contado con la aceptación del ente electoral. Pero, en la Venezuela de Chávez fue rechazada por el Consejo Nacional Electoral y la parcialidad chavista del Parlamento. La presidenta del ente, Tibisay Lucena, inhabilitó a los parlamentarios como observadores debido a "las posiciones políticas contenidas en el acuerdo del Senado de Chile", y adujo que su observación electoral sería una amenaza a la soberanía de Venezuela. Además, la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, en respaldo a Lucena, llamó a los senadores chilenos, "estúpidos" y "ridículos". Esta airada negativa a la observación chilena es una contradicción, si se recuerda que a las elecciones parlamentarias de Colombia, hace apenas unos meses, asistió una amplia representación del CNE y del Parlamento venezolano.Esto debería ser una fuerte campanada de alerta para todos. Con ello se llega al colmo de las repercusiones que tiene la carencia de independencia de los poderes públicos en Venezuela, única garantía que tienen los ciudadanos de que los comicios para elegir sus representantes se haga con total transparencia y objetividad.Sin embargo, lastimosamente pereciera que a los venezolanos no les causa extrañeza, ni impulsa reacción alguna. Más lastimoso es que ésta es sólo una más de las muchas violaciones del Gobierno de Chávez a los derechos electorales de los venezolanos.La larga lista de hechos que vulneran esos derechos constitucionales comienza con la promulgación de la Ley de Procesos Electorales, que cambió drásticamente el Sistema Electoral del país, de un sistema proporcional de las minorías, a uno de mayoría.Este cambio legal promovió la manipulación de las circunscripciones electorales; la curiosa profusión de nuevos centros electorales; el nombramiento de miembros de mesa con claro predominio del chavismo. Mientras que por otro lado se multiplican las inhabilitaciones a los candidatos de la oposición; y sobre todo, la abusiva utilización de los medios de comunicación del Estado, de las cadenas presidenciales y otras instituciones para promover la gestión del Gobierno. Esta hegemonía comunicacional que detenta el Gobierno se suma ahora a la amenaza de Chávez de incursionar en la Junta Directiva de Globovisión antes del 26 de septiembre, lo que dejaría totalmente sin voz al sector democrático que se opone al proyecto comunista de Chávez. Y si nada de esto preocupa, se debería prestar atención al llamado de Chávez a gobernadores y alcaldes del chavismo, para que se dediquen de manera exclusiva a los comicios: "No estamos luchando por una curul. No, es un asunto de vida o de muerte". Esta vez los que quieren que se restituya la democracia en Venezuela, deberían tomarle la palabra al Presidente. Y hacer un asunto vital la participación masiva en las elecciones; la representación también masiva de testigos y miembros de las mesas única forma de defensa y respeto al voto. Y cada candidato al parlamento a patear las calles en cada rincón del país para dar un mensaje contundente del país que queremos.
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