La Fiscal Luisa Ortega Díaz habla, no tanto como su jefe, claro. Sin embargo, el trabajo del MInisterio Público se ve poco, por algo será. El contralor Clodosbaldo Russián se tapa la boca y eso que casi no habla, aunque tampoco hace mucho. Sólo cuando el mismo jefe que el de Ortega le da la seña inhabilita a algún dirigente político que molesta al inquilino de Miraflores. Los demás ponen cara de circunstancias, es que lo que escuchaban no era nada nuevo y el aburrimiento los estaba matando, pero había que cumplir y estar presente en el acto, no fuera que la doña se molestara.
Foto: Jean Boher/TalCualDigital
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