Por: VenEconomía
Con los poderes habilitados, otorgados para legislar sobre la emergencia habitacional producida por las lluvias de 2010, el Presidente aprobó una Ley para "dignificar" a los trabajadores y trabajadoras residenciales.
Para comenzar, se debe aclarar que en adelante, obedeciendo el mandato de la nueva ley, el término "conserje" quedará abolido. Según el supra legislador Chávez, este vocablo es "peyorativo y refiere a una forma contemporánea de esclavitud".
Aparte de este cambio cosmético, los cambios que incorpora la nueva Ley traen más problemas que beneficios para las partes en la relación laboral, léase propietarios, inquilinos y trabajadores (as) residenciales.
Entre los puntos más problemáticos se cuenta el que ocasiona mayores costos a los propietarios de los condominios, independientemente del estrato social o zona donde se encuentren los edificios. Lo peor es que este incremento en los costos de aseo y limpieza de las áreas comunes, afectará principalmente a aquellos propietarios de apartamentos que apenas subsisten con precarios salarios, jubilaciones o pensiones.
Entre otros, los incrementos más importantes son los que se originarían de la rebaja de la carga horaria, de la regulación de actividades permitidas a los trabajadores, y de la limitación de la extensión de las áreas o de las unidades habitacionales que puede atender un trabajador residencial. Estas restricciones obligarán a mayores pagos de horas extras y a contrataciones de ayudantes adicionales, entre otros.
Otra problemática que crea la Ley se refiere a la imposición de darle un plazo de tres meses "a partir de la fecha en que se haga efectivo el pago total de las prestaciones", para que un trabajador residencial que haya cesado su relación de trabajo desocupe el inmueble de la conserjería. Este hecho va en contra de los derechos del nuevo trabajador(a) residencial que se deberá contratar.
Sin embargo, lo que más llama la atención del analista es que la ley legisla para normar derechos que deberían ser respetados y estar intrínsecos en toda relación de trabajo entre ciudadanos civilizados. El trato humano, de consideración y estima entre supervisores y supervisados es algo que no se impone por ley. ¡Es cuestión de educación!
La contradicción de esta ley hecha por Hugo Chávez, es que no concuerda ni con el lenguaje ni con el trato que da el mandatario a los ciudadanos. Es público y notorio el abuso, la agresión, el irrespeto y la discriminación que emanan de sus mensajes. ¡Presidente, se enseña con el ejemplo!
Para comenzar, se debe aclarar que en adelante, obedeciendo el mandato de la nueva ley, el término "conserje" quedará abolido. Según el supra legislador Chávez, este vocablo es "peyorativo y refiere a una forma contemporánea de esclavitud".
Aparte de este cambio cosmético, los cambios que incorpora la nueva Ley traen más problemas que beneficios para las partes en la relación laboral, léase propietarios, inquilinos y trabajadores (as) residenciales.
Entre los puntos más problemáticos se cuenta el que ocasiona mayores costos a los propietarios de los condominios, independientemente del estrato social o zona donde se encuentren los edificios. Lo peor es que este incremento en los costos de aseo y limpieza de las áreas comunes, afectará principalmente a aquellos propietarios de apartamentos que apenas subsisten con precarios salarios, jubilaciones o pensiones.
Entre otros, los incrementos más importantes son los que se originarían de la rebaja de la carga horaria, de la regulación de actividades permitidas a los trabajadores, y de la limitación de la extensión de las áreas o de las unidades habitacionales que puede atender un trabajador residencial. Estas restricciones obligarán a mayores pagos de horas extras y a contrataciones de ayudantes adicionales, entre otros.
Otra problemática que crea la Ley se refiere a la imposición de darle un plazo de tres meses "a partir de la fecha en que se haga efectivo el pago total de las prestaciones", para que un trabajador residencial que haya cesado su relación de trabajo desocupe el inmueble de la conserjería. Este hecho va en contra de los derechos del nuevo trabajador(a) residencial que se deberá contratar.
Sin embargo, lo que más llama la atención del analista es que la ley legisla para normar derechos que deberían ser respetados y estar intrínsecos en toda relación de trabajo entre ciudadanos civilizados. El trato humano, de consideración y estima entre supervisores y supervisados es algo que no se impone por ley. ¡Es cuestión de educación!
La contradicción de esta ley hecha por Hugo Chávez, es que no concuerda ni con el lenguaje ni con el trato que da el mandatario a los ciudadanos. Es público y notorio el abuso, la agresión, el irrespeto y la discriminación que emanan de sus mensajes. ¡Presidente, se enseña con el ejemplo!
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