El gobierno de Chacumbele ha hecho una crecida importación de fusiles Dragunov desde Rusia y se está desarrollando un intenso programa de entrenamiento para estos tiradores altamente especializados, mayormente con entrenadores cubanos a cargo de esa enseñanza
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Uno de los mecanismos represivos utilizados por las tiranías de Gadafi y Assad, en Libia y Siria, respectivamente, es el de los francotiradores. Sujetos armados con fusiles de precisión, colocados en lo alto de los edificios, disparan sobre las multitudes, pero seleccionando los blancos, con un claro propósito de infundir temor y de causar el mayor daño posible, porque sus víctimas son muertos seguros.
No se trata de la policía o los militares disparando a lo loco, al bulto, sino de expertos que donde ponen el ojo ponen la bala. Puede apostarse a que las armas utilizadas por esos francotiradores son los fusiles Dragunov, fabricados en Rusia y con fama de contarse entre los mejores del mundo para el tiro de precisión a larga distancia.
Pues bien, el gobierno de Chacumbele ha hecho una crecida importación de fusiles Dragunov desde Rusia (se habla de 5 mil de ellos) y se está desarrollando un intenso programa de entrenamiento para estos tiradores altamente especializados, mayormente con entrenadores cubanos a cargo de esa enseñanza.
Los cubanos, por supuesto, están muy familiarizados con los Dragunov, puesto que se trata de armas que vienen desde la era soviética y la Fuerza Armada cubana, ya se sabe, cuenta con armamento proveniente de la antigua URSS.
Ahora bien, Chacumbele siempre habla de los Dragunov como parte de la preparación para hacer frente a las fuerzas de un invasor extranjero, presumiblemente, los gringos. Pero, siendo bien improbable tal invasión, surge una pregunta inevitable: ¿Para qué son exactamente esos fusiles Dragunov, con sus respectivos tiradores de excelente preparación?
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