La Ley del BCV en junio de 2005, contribuyó a sepultar lo que en el país quedaba de estabilidad monetaria El bolívar es una especie de moneda falsa que concita repudio entre los venezolanos. La inflación la aprovecha el Gobierno y el BCV para desvalorizar la moneda y con ello aliviar la deuda del Estado
Por: José Guerra/TalCualDigital
Presentado en 2008 como una moneda fuerte, el bolívar ha degenerado en una moneda enferma. Con apenas dos años y medio de existencia, el bolívar fuerte es una pieza de escaso valor debido a las políticas monetaria y fiscal, las cuales han conjugado sus esfuerzos para destruir su poder adquisitivo.
Así, después de su pomposo y costoso debut en enero de 2008, el bolívar es una especie de moneda falsa que concita repudio entre los venezolanos. En Venezuela, nadie piensa en términos de bolívares.
Los principales contratos se tasan en dólares, el gobierno emite sus bonos en dólares para que puedan ser adquiridos por ciudadanos y empresas ávidas de mantener saldos crecientes en moneda extranjera y los inmuebles se negocian en cualquier divisa menos en bolívares.
Para que el bolívar se haya depreciado como ha sucedido, algo ha debido pasar porque una moneda no es relegada por una suerte de maldición sino en virtud de políticas monetarias que socavan su valor.
LA INFLACIÓN
El enemigo de la moneda suele ser el fisco o el mismo banco central que la crea y que con sus acciones la destruye. La inflación no hace una moneda atractiva en virtud de que quien la mantiene se arruina al perder el dinero su poder de compra.
Así, la inflación es un instrumento que emplea el gobierno y el banco central como parte del gobierno, para desvalorizar la moneda y con ello aliviar la deuda del Estado.
Cuando el gobierno, emite un bono por el cual debe pagar intereses, digamos de 10% anual, cuando la inflación es 25%, en realidad el gobierno está tomando dinero gratis de quienes adquieren esos bonos.
Ha sido una práctica perversa empelada históricamente en Venezuela y llevada hasta el extremo por la administración del presidente Chávez, la de emitir deuda a tasas excepcionalmente inferiores a la inflación. Pero ha sido también la acción del BCV propiciatoria de la pérdida de valor del bolívar.
El cambio fundamental de la Ley del BCV en junio de 2005, contribuyó a sepultar lo que en el país quedaba de estabilidad monetaria.
Con la reforma de la ley que rige al BCV se hizo posible la mutilación de la autoridad monetaria en la medida en que el banco central transfiere sus reservas internacionales al gobierno para que sean gastadas en una especie de vorágine que luego termina afectando a las propias reservas del BCV y con ello se crean las condiciones para futuras devaluaciones.
El del BCV es un caso único toda vez que entrega sus reservas al gobierno para que luego se generen bolívares que posteriormente se usan para debilitar los activos del BCV.
Igualmente, mediante sucesivas reformas a la Ley del BCV, impulsadas por quienes fungen como sus autoridades, en particular las de 2009 y 2010, el BCV despareció como entidad encargada de la estabilidad monetaria y se ha transformado en una especie de banco de desarrollo y financista de cuanto proyecto le presenta el gobierno.
Hasta la otrora poderosa Pdvsa ha solicitado y obtenido la ayuda generosa del BCV para enjugar su déficit de caja.
Más recientemente, ha disminuido el BCV en encaje legal para abrir espacio de financiamiento al gasto deficitario del gobierno. De esta forma, el BCV actúa como financista de primera instancia de los desbalances presupuestarios.
Como resultado de seguir y propiciar estas políticas inflacionarias tanto por parte del gobierno como del BCV, la tasa de inflación en Venezuela excede con creces la de los principales socios comerciales, como se evidencia en el gráfico, y en consecuencia con ello se merma la capacidad competitiva de la economía, condenada literalmente al producir exclusivamente petróleo y a importar el resto de los bienes.
Un país cuya tasa de inflación cuadruplica la de sus principales socios tiene una moneda enferma. Enferma por la inflación.
Por: José Guerra/TalCualDigital
Presentado en 2008 como una moneda fuerte, el bolívar ha degenerado en una moneda enferma. Con apenas dos años y medio de existencia, el bolívar fuerte es una pieza de escaso valor debido a las políticas monetaria y fiscal, las cuales han conjugado sus esfuerzos para destruir su poder adquisitivo.
Así, después de su pomposo y costoso debut en enero de 2008, el bolívar es una especie de moneda falsa que concita repudio entre los venezolanos. En Venezuela, nadie piensa en términos de bolívares.
Los principales contratos se tasan en dólares, el gobierno emite sus bonos en dólares para que puedan ser adquiridos por ciudadanos y empresas ávidas de mantener saldos crecientes en moneda extranjera y los inmuebles se negocian en cualquier divisa menos en bolívares.
Para que el bolívar se haya depreciado como ha sucedido, algo ha debido pasar porque una moneda no es relegada por una suerte de maldición sino en virtud de políticas monetarias que socavan su valor.
LA INFLACIÓN
El enemigo de la moneda suele ser el fisco o el mismo banco central que la crea y que con sus acciones la destruye. La inflación no hace una moneda atractiva en virtud de que quien la mantiene se arruina al perder el dinero su poder de compra.
Así, la inflación es un instrumento que emplea el gobierno y el banco central como parte del gobierno, para desvalorizar la moneda y con ello aliviar la deuda del Estado.
Cuando el gobierno, emite un bono por el cual debe pagar intereses, digamos de 10% anual, cuando la inflación es 25%, en realidad el gobierno está tomando dinero gratis de quienes adquieren esos bonos.
Ha sido una práctica perversa empelada históricamente en Venezuela y llevada hasta el extremo por la administración del presidente Chávez, la de emitir deuda a tasas excepcionalmente inferiores a la inflación. Pero ha sido también la acción del BCV propiciatoria de la pérdida de valor del bolívar.
El cambio fundamental de la Ley del BCV en junio de 2005, contribuyó a sepultar lo que en el país quedaba de estabilidad monetaria.
Con la reforma de la ley que rige al BCV se hizo posible la mutilación de la autoridad monetaria en la medida en que el banco central transfiere sus reservas internacionales al gobierno para que sean gastadas en una especie de vorágine que luego termina afectando a las propias reservas del BCV y con ello se crean las condiciones para futuras devaluaciones.
El del BCV es un caso único toda vez que entrega sus reservas al gobierno para que luego se generen bolívares que posteriormente se usan para debilitar los activos del BCV.
Igualmente, mediante sucesivas reformas a la Ley del BCV, impulsadas por quienes fungen como sus autoridades, en particular las de 2009 y 2010, el BCV despareció como entidad encargada de la estabilidad monetaria y se ha transformado en una especie de banco de desarrollo y financista de cuanto proyecto le presenta el gobierno.
Hasta la otrora poderosa Pdvsa ha solicitado y obtenido la ayuda generosa del BCV para enjugar su déficit de caja.
Más recientemente, ha disminuido el BCV en encaje legal para abrir espacio de financiamiento al gasto deficitario del gobierno. De esta forma, el BCV actúa como financista de primera instancia de los desbalances presupuestarios.
Como resultado de seguir y propiciar estas políticas inflacionarias tanto por parte del gobierno como del BCV, la tasa de inflación en Venezuela excede con creces la de los principales socios comerciales, como se evidencia en el gráfico, y en consecuencia con ello se merma la capacidad competitiva de la economía, condenada literalmente al producir exclusivamente petróleo y a importar el resto de los bienes.
Un país cuya tasa de inflación cuadruplica la de sus principales socios tiene una moneda enferma. Enferma por la inflación.
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