En la última curva de la Cota Mil en el Oeste comenzaría el empalme hacia la
Caracas-La Guaira VICENTE CORREALE
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
Hay un tramo de la Cota Mil al que todos los gobiernos le han sacado el cuerpo desde que esta vía tuvo su mayor desarrollo durante el gobierno de Leoni (1964-69): los 3,2 kilómetros que la enlazarían con la autopista Caracas-La Guaira.
Antes de irse a Cuba, el Presidente aprobó 1.032 millones para un proyecto que le daría a la ciudad una verdadera Perimetral Norte pero que se ha postergado eternamente debido a la gran cantidad de viviendas que afectaría (unas cuatro mil entre Los Mecedores, Lídice, Los Frailes y Altavista).
El ingeniero Daniel Quintini, quien ha estudiado todas las opciones que se manejan para la construcción de este tramo, explicó que el Gobierno está ganado para la idea de hacer un túnel completo desde el distribuidor Baralt hasta el de Macayapa, en la autopista Caracas-La Guaira, aunque él personalmente desaconseja esta opción, no solo porque es muy cara (cien millones de dólares por kilómetro en una vía de tres canales por sentido), sino porque además no ofrecería alternativas de vialidad a los barrios adyacentes, que sufren muchos problemas de movilidad.
La opción del túnel es la preferida del Gobierno porque no se afectarían las viviendas y se evitaría el malestar que esta obra podría generar entre la población de estos barrios, pero Quintini cree más bien que es una oportunidad para plantearse una reurbanización en toda la zona. Y saca cuentas: una vía normal, superficial, con tres canales por sentido cuesta 15 millones de dólares por kilómetro, lo que arrojaría un total de 50 millones de dólares. Se podría agregar unos 100 millones para la reurbanización y sustitución de las viviendas a lo largo del camino (calculando 25 mil dólares por cada una) y aún el costo de la alternativa superficial es la mitad de la del túnel.
Otra razón por la que se inclina por la alternativa superficial es por el tiempo. Hacer este túnel puede tomar hasta cinco años, mientras que la otra alternativa podría estar lista en dos ("Bueno -matiza- eso es con Pérez Jiménez, la verdad que con esta gente nunca se sabe").
El urbanista Marco Negrón tampoco cree que la alternativa del túnel sea la mejor, y a las razones esgrimidas por Quintini él agrega otra: la Cota Mil ha servido de barrera para impedir la invasión del Ávila. "Fíjate -dice- en todos los lugares, al Este y al Oeste, donde no llega la Cota Mil y verás cómo se multiplican las invasiones". Una vía superficial podría contener las futuras invasiones en Catia y La Pastora, una vez reubicadas las ya existentes.
Cree que ningún gobierno se ha atrevido a realizar la conexión por falta de voluntad: "La gente suele desconfiar de los gobiernos, pero se trata de garantizar a los expropiados que se les construirá otra casa de mayor calidad y en la misma zona. Si el Gobierno cumple y hace de esto una prioridad no enfrentará tantos problemas".
Otro de los problemas que enfrentará este proyecto, explica Quintini, será el empalme en la autopista, pues habrá que construir el distribuidor Macayapa o Catia en el hueco de la quebrada Tacagua, una zona de muchísima inestabilidad por el empuje del deslizamiento del cerro de Gramovén.
En cualquier caso, espera que no se trate de un anuncio más de los tantos que se han hecho, y que Caracas pueda tener por fin su Perimetral Norte.
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