Médicos denuncian que los trabajos de remodelación son únicamente en las fachadas. Camareras suben tobos para que las madres puedan lavarse la cara o cepillarse los dientes.
ANA MARÍA LÓPEZ/TalCualDigital
A simple vista pareciera que la Maternidad Concepción Palacios recibe una remodelación profunda, pero la realidad sólo se queda en fachadas y no en solucionar los problemas de fondo.
Una de las tantas quejas que hay en la maternidad más importante del país es el agua. Desde el pasado martes el vital líquido no llega a los pisos 6,7, 8 y 9; áreas donde se necesita sin falta porque allí se encuentran las mujeres hospitalizadas y la sala de residentes médicos.
A pesar de que hace dos años se instaló una bomba para solventar la escasez del agua, la ausencia ocurre con frecuencia. Poco tiempo después de que los obreros la pusieran en funcionamiento las tuberías del hospital colapsaron por estar oxidadas, además de que la presión no es suficiente a partir del piso seis, por lo que las camareras y los pacientes deben están atentos cada media hora de la llegada del agua, sólo de esa forma logran llenar un poco en un tobo.
La gravedad del asunto recae en que las pacientes que pasaron por el parto “tienen más riesgo de infectarse si no tienen agua para limpiarse las heridas” explicó Jesús Méndez, vicepresidente de la Sociedad Médica de la Maternidad.
Las camareras suben desde la planta baja los tobos de agua para que las pacientes y los residentes puedan, aunque sea, lavarse las manos, el rostro y cepillarse los dientes. Mientras que alguno de los familiares, cuando van a visitar a sus seres queridos, llevan medio litro de agua filtrada para que las mujeres se realicen el aseo personal.
Aunque no se justifica, el médico indicó que los niños recién nacidos son más fáciles de limpiar con toallitas húmedas, aunque aquellos que deben permanecer más de tres días en el centro de salud en cualquier momento necesitan de un baño.
EQUIPOS VIEJOS
Los pisos 3 y 4 están en remodelación. Los que le siguen muestran una cara bonita, con puertas de vidrio, cerámicas nuevas y camas modernas pero a fondo la situación no ha cambiado. Los instrumentos quirúrgicos datan de hace 40 años, las filtraciones hacen que los techos caigan, los equipos de ecosonografía están dañados y de los dos ascensores ubicados en el “Anexo”, espacio que tiene poco más de un año de inaugurado, sólo funciona uno.
Méndez recuerda que desde hace tres años están remodelando los primeros pisos del hospital, entre ellos la cocina, que permanece cerrada, por lo tanto la comida de los pacientes “la traen de afuera, lo que aumenta el riesgo de que los alimentos se contaminen”.
Tal situación ocurre con el servicio de Terapia Intensiva Neonatal, el cual cumplirá en el mes de febrero de 2011 tres años cerrada. “Aquellos bebes que necesitan ir a terapia o las mamás le prenden velas a los santos porque no hay manera de resolverles la complicación, meten al bebe en una cunita de cuidados intermedios (a pesar de que los médicos saben que van a empeorar) o se tiene la suerte de encontrar un cupo de terapia intensiva neonatal en otro hospital de Caracas”, dijo el integrante de la Sociedad de Médicos.
Dos años atrás, cuando se presentaban casos similares a los antes mencionados, el Gobierno pagaba un cupo en clínicas privadas, sin embargo ahora las madres no cuentan con esa ayuda.
Los exámenes de genética en liquido amniótico (diagnostico para conocer alteración genética), no se realizan desde hace tres años porque la Maternidad no tiene los equipos de reactivos. “Lo que hacen es la punción y se les entrega la muestra a las pacientes para que ubiquen una clínica y paguen por el estudio”, expresó el galeno.
LOS MÉDICOS RENUNCIARON
El déficit de médicos no cambia en este centro especialista de partos. De los 36 neonatólogos que se necesitan sólo hay 12, número que no cubre la demanda en Sala de Parto y en la Unidad de Cuidados Intermedios; mientras que la crisis de anestesiólogos lleva más de dos años. La renuncia de los profesionales de la medicina se debe a que el salario no alcanza para cubrir las necesidades familiares.
Meses atrás la directiva del hospital trato de resolver la crisis, buscó médicos provenientes de otros centros y les pagaban por guardia lo que ganaban los galenos de planta en un mes: “Pero un buen día se acabó el dinero, no les pagaron más, los doctores se fueron y la crisis se agravó, ya que muchos de los que trabajaban en el instituto se jubilaron y no fueron sustituidos”, resaltó el denunciante.
Los médicos residentes se quejan de la falta de agua en el hospital, dijeron que se les dificulta darse un baño o lavarse las manos porque la mayoría del tiempo no llega a los pisos superiores.
En caso de que el liquido amniótico o la sangre les caiga en el uniforme, porque la en mayoría de los casos no hay ropa desechable, deben terminar su guardia con el traje manchado y comprar agua para lavarse las manos.
Uno de los residentes, que prefirió no identificarse, recordó que dos años atrás mientras atendían un parto notaron que gotas de agua putrefactas rodaban por la lámpara del techo y caían al lado de la parturienta.
Esa sala de parto, ubicada en piso 1, tenía pocos días de haber sido remodelada. Al investigar porqué ocurría esa situación les informaron que una tubería de aguas negras se partió y el agua se desbordaba por las lámparas.
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