FOTO: SAÚL UZCÁTEGUI
Hay excesos que una revolución no debe cometer. Los periodistas que cubrieron el acto notaron cómo la noche del miércoles y durante el día de ayer, después que el cuerpo del procurador Carlos Escarrá fuera colocado en capilla ardiente en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, algún funcionario de protocolo decidió quién podía acercarse al féretro y quién no. De modo que dirigentes del PSUV y ministros llegaban tranquilos al hemiciclo, mientras que a "los demás" (es decir, activistas y público en general) les tocaba sumarse a la solemnidad del luto desde el palco del Parlamento. En los velorios del socialismo tampoco hay igualdad, sino ciudadanos de primera y segunda. A todos, sin embargo, se les repartió café.
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