POMPEYO MÁRQUEZ/TalCualDigital
De una manera consistente Rocío San Miguel, a través de su ONG especializada en problemas de seguridad, ha venido alertando sobre el papel que están desempeñando un grupo de generales a quienes califica de inmorales, pues pretenden convertir a la Fuerza Armada en una guardia pretoriana al servicio de un caudillo, contrariando expresas disposiciones de la Constitución.
Toma varios ejemplos, entre ellos el caso del General Jefe de la parada militar que tan ostentosamente designan ministro de la Defensa a un oficial que ha declarado públicamente que no respetará los resultados electorales. Se refiere al caso del General de Brigada Antonio Benavides, Comandante del Regional Número 5 en la Guardia Nacional, quien al presentar su saludo incorporó la consigna "rumbo a la consolidación de la revolución bolivariana el 7 de octubre de 2012".
Esto se une a otros pronunciamientos que tratan de crear un clima de que la Fuerza Armada como institución pone en peligro la estabilidad del país, es un abuso del partidarismo a favor de una corriente. Y ese no es el papel de la Fuerza Armada.
Estimamos que la dirección política que viene hilando fino para presentar el 13 de febrero una candidatura única, una propuesta única y sobre todo la esperanza de romper esta falsa polarización que Chávez quiere imponer de ricos contra pobres y de patriotas contra colonialistas. Se ha conformado una mayoría que quiere paz, reconciliación nacional, respeto a las opiniones disidentes, tolerancia, destierro del odio.
Esta camarilla militar-civil se quiere adueñar de Venezuela y regresar a los continuismos presidenciales del siglo XIX y los primeros 35 años después de la muerte del tirano Gómez.
La glorificación del fracasado golpe militar del 4 de febrero, es otro elemento de esta cadena.
A los alertas de Rocío sumamos los de Teodoro y de El Nacional. Queremos una transición democrática y pacífica. Cuando Chávez afirma que las FAN se cuadrarán frente al candidato vencedor debe notarse, y Teodoro fue preciso en ello, un doble discurso. Hay que ver lo que dice el autócrata y lo que hace. Él se siente un predestinado, así lo dijo en un programa de TV. No queremos más hombres providenciales, ni más caudillos. Estamos en el siglo XXI. En un mundo convulsionado, deseoso de democracia, de libertades, de justicia social. Hay que rodear a Rocío, cuidarla, proteger a su familia.
El candidato único, respaldado por una mayoría del país, es infinitamente superior al Teniente Coronel que tomó el poder sin saber lo que eran los intereses nacionales, del país, y con un proyecto individualista que raya con el perverso culto a la personalidad.
El 7 de octubre vamos rumbo a la democracia, a la reconciliación, a la paz, a la reconstrucción del país desbaratado por este grupo de ineptos que no desgobierna. Vamos hacia un gobierno de Unidad Nacional.
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