Por: Fernando Rodríguez/NDO/TalCualDigital
Ha debido ser tarea dura la de Diosdado Cabello el dar la cara por el PSUV para explicar por qué tres millones de venezolanos fueron a votar por los candidatos majunches y apátridas y contra el Proceso y el Poseso.
Imagina uno que no fue de buena gana y que alguna voz más arriba de la suya, que no debe haber muchas, le dijo te la calas, no todo puede ser cargos y prebendas y la lealtad se prueba en las verdes. Además de la noche en vela, la ira, el mutismo rojo generalizado, el cielo encapotado, el ratón político, venir a tocarle explicar lo inexplicable porque el resto de los panas altos ni pían. Y jorobarse él, cuando el ganador fue quien lo noqueó en Miranda y más de una vez lo ha llamado carterista.
La verdad es que hizo su tarea, más bien a lo bestia, pero más no se puede pedir. Comenzó con un reconocimiento a los votantes que por un instante nos entusiasmó, nos hizo evocar esa hipócrita costumbre de los países llamados civilizados de felicitar al que te acaba de dar una tunda.
Pero no, el reconocimiento fue a las instituciones que les permitieron votar, a Rangel Silva y a Tibisay y su combo. Luego, contradictoriamente y pegándole a la familia, dijo que esos números "eran raros", lo cual es cierto por abrumadores, pero para él porque eso de quemar actas es "raro", olvidándose ingratamente del finado Tascón y otros aficionados a coleccionarlas. Y no hubo captahuellas, lo cual es "raro" también, ausencia que acabaría con casi todas las elecciones que en el país han sido, para empezar las de Chacu. Y además ese gentío no es posible, matemáticamente hablando, si se cuantifica el tiempo necesario para votar.
Cuando se sabe que uno en tres minutos puede hasta bañarse, según Esteban. Y en definitiva, concluye el teniente-asambleísta, este es un rollo para los adecos que salieron maltrechos y, por último, a ellos no les interesa el asunto porque tienen su candidato invencible. ¡Nos quitamos el sombrero! Por ahora no hay más respuestas oficiales, salvo de los bajos fondos del partido y de la escuálida patota comunista. Es una tarea pendiente para Chávez, que no puede eludir para seguir su campaña, es decir, sacar las masas del demoledor desconcierto. Esperémoslo, será pronto.
La verdad que este es un golpe desmesurado para la revolución, tan rudo como el del 4F, pero pacífico. Y pensar que después de una sublime estadía en las glorias patrias con todo y desfile de la Fuerza Armada ya chavista de bola, unos inapelables pronósticos de Fidel y unas encuestas preciosas y seguramente carísimas. La vida, definitivamente, es una tómbola.
Como lo muestra una bella caricatura de Weil, el sol salió el lunes de otra manera, estamos bajo una luz más diáfana. Pero ahora nos toca, de inmediato, analizar con el microscopio lo sucedido para saber dónde estamos. Y, sobre todo, este triunfo de la Unidad demuestra que ella da frutos jugosos y que tenemos en las manos una herramienta estupenda que debemos cuidar y hacerla cada vez más eficiente. Y lo sabemos no por teorías, experiencias de otros, o proclamas esperanzadoras sino por hechos muy tangibles y cuantificables, por experiencia propia digamos, que es la verdadera maestra de la sabiduría colectiva.
Se hace camino al andar, decía el poeta de Soledades .
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