Haciendo un esfuerzo importante, el candidato convaleciente agenda con anticipación una transmisión desde su “Patria Grande”, Cuba, para informar al país que preside, Venezuela, y al resto del mundo, sobre su estado de salud. Habituado ya a ser vocero de su propia enfermedad y asumiendo el rol de especialista en asuntos médicos, el candidato presidente, como de costumbre, deja para el final lo que todos esperan escuchar, pero que ya pareciera resulta más creíble de boca de terceros como el Dr. Marquina (@marquina04).
Cuando no nos dijo nada apareció 20 días después diciendo que tenía cáncer, cuando nos dijo que estaba curado, se disculpó porque tenía una “lesión” que ameritaba ser extirpada de inmediato. Hoy, nueve meses y tres operaciones después nos dice que debe comenzar con radioterapia, pero que todo está bajo control y “no hay metástasis alguna”. ¡Bastaría preguntar si él realmente cree lo que dijo!
Sin embargo, todo este gran esfuerzo, de tener a un paciente recién operado de cáncer demostrando fortaleza y en pleno ejercicio de sus funciones quedó relegado a un segundo plano, cuando mañana lunes, todos los diarios, nacionales y extranjeros, abran sus primeras páginas de Venezuela refiriéndose al acto de barbarie protagonizado por un grupo de “franelas rojas” en Cotiza, sector popular de Caracas.
El otro candidato, el joven que está sano, que habla de esperanza, de cambio, de inclusión, el mismo que no desea ser tratado como un Mesías, el que aparece jugando basket y tocando las puertas de todas las casas en su camino fue recibido en Cotiza con las puertas abiertas. Quienes hasta hace muy poco aseguraban lealtad eterna al Comandante Presidente hoy recibían con entusiasmo al portador del mensaje de unión entre venezolanos, de un proyecto de país alternativo que nos devuelva la paz social, necesaria para el progreso.
Pero, ese “contaminante” discurso no puede ser digerido por quienes han sido dotados del kit electoral equivocado (moto, franela y pistola) quienes haciendo acto de presencia en un espacio de democracia abrieron fuego contra la concurrencia hiriendo a varias personas y pretendiendo sembrar el terror en un sitio donde las balas no son cometas que ven cada 100 años. Tal vez por esto, los mismos vecinos enfrentaron sin más armas que su infinita indignación a esta cuadrilla de cobardes obligando su retirada.
De manera que, gracias a estos malandros rojos rojitos, el Comandante Presidente verá opacada mañana su intención de setear la agenda desde el “mar de la felicidad” y deberá conformarse con escasos centímetros en todos los medios, menos en los oficialistas, donde tal vez se lea que “un grupo de infiltrados de la CIA, en legítima defensa, irrumpieron contra una guarimba electoral de la ultraderecha”. Esto no le va a gustar mucho al convaleciente, ni a los asesores, quienes con inmenso esfuerzo tratan de mantener la melodía de sus violines en la cubierta del Titanic Socialista del Siglo XXI.
Mientras esto suceda, más rápido se producirá el deslave electoral que garantiza el rescate de la democracia en Venezuela, porque el venezolano desea paz y estos bravucones serán corridos de todas las comunidades donde planteen la violencia como discurso político.
Si este fue el primer acorde del “Comando Carabobo”, los invito a cambiar las armas por los argumentos y la violencia por la palabra. Si fueron “actos espontáneos” de agendas particulares, espero condenen este barbarismo con franela del PSUV que le proyecta al mundo la sensación de pánico de quienes, huyendo hacia adelante, se anticipan al fracaso electoral.
Amanecerá y veremos….
Fuente: http://runrun.es/opinus/37809/esfuerzo-perdido-por-gabriel-reyes.html
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