El jueves pasado Capriles encabezó El Costeñazo, una masiva actividad en Tucacas, en Falcón, que colmó de gente las calles de esa población. Allí se vio, incluso, cómo los trabajadores petroleros de Pdvsa salieron sin miedo a darle su apoyo
La candidatura de Henrique Capriles es imparable. El pueblo cada vez más se convence de que el camino que el hombre plantea es el que hace falta en el país. Al chavismo no le queda otra que apelar a la manipulación y al miedo para ganar votos. Pero ya ni eso puede.
El jueves pasado Capriles encabezó El Costeñazo, una masiva actividad en Tucacas, en Falcón, que colmó de gente las calles de esa población. Allí se vio, incluso, cómo los trabajadores petroleros de Pdvsa salieron sin miedo a darle su apoyo.
Vestidos con las bragas “rojas rojitas” que se han hecho norma por orden de Rafael Ramírez, llegaron hasta la tarima a estrechar la mano del candidato y decir “aquí estamos”. Así echan por tierra las ganas del Gobierno de meterles susto con lo de una supuesta venta de la estatal “al imperio”.
TalCualDigital
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