Chaderton, no se sabe por qué, cayó bajo el influjo del encantador de serpientes más connotado de la Venezuela contemporánea, quien hoy vive un momento menguado; y desde entonces dejó de ser el eminente diplomático para convertirse en uno de los guapetones de barrio de la OEA
Asombra constatar cómo el lenguaje perverso del chavismo ha contaminado las mejores columnas que tenía la demonizada cuarta república. El diplomático Roy Chaderton es un buen ejemplo de esto.
En los 80 ya era un funcionario de mucho prestigio, la expresión cabal de la sindéresis, prudencia, sapiencia, sentido de oportunidad y visión progresista del mundo, el gran diplomático de Venezuela.
Fue miembro del sector de los "astronautas revolucionarios" de Copei, y estudioso y seguidor de la doctrina humanista cristiana que plasmó muy bien el filósofo francés Jaques Maritain en su libro "Humanismo Integral".
Pero Chaderton, no se sabe por qué, cayó bajo el influjo del encantador de serpientes más connotado de la Venezuela contemporánea, quien hoy vive un momento menguado; y desde entonces dejó de ser el eminente diplomático para convertirse en uno de los guapetones de barrio de la OEA. Observen sus insultos, palabras, gestos y su doblegamiento absoluto frente a las inclemencias de Chacumbele. Chaderton es hoy lamentablemente una caricatura de lo que fue.
TalCualDigital
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