Los ineficientes están mandando, aun con firma fotocopiada. Rubén Limardo es ahora victima de ese sistema mal manejado de entes públicos al que se le ven las costuras por todos lados. Tanto alabar al deporte para luego ignorar su progreso
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Apenas un día después de haber sido reelecto, el presidente Hugo Chávez dijo que crearía un Ministerio de Eficiencia y Seguimiento para que vigilara que su gobierno trabaje como debe trabajar. Admitió por tanto que su gobierno tiene fallas de seguimiento y control de gestión, así como de cumplimiento de metas.
Era también una manera de decirle al país lo que en boca de propios y extraños del chavismo era habitual: quienes rodean al Presidente no trabajan bien. Más de una vez hemos escuchado al pueblo de a pie decir que Chávez tiene buenas intenciones pero sus ministros no sirven para nada. De ser el caso, les tenemos noticias: actualmente gobiernan justo esos ineficientes sin un "jefe" que los ponga en cintura. El chavismo sin Chávez es el reino de los que no sirven para nada pero se justifican en nombre de aquél.
Es curioso porque por mucho tiempo, Hugo se refugió en echarle la culpa a los demás para no gobernar bien. Así vimos regaños a ministros y demás funcionarios en pleno Aló, Presidente, o hasta en cadena. Pero ahora el país está tan acéfalo que ni eso tenemos. Y ya comienzan a verse las costuras de esa ineficiencia.
El propio Rubén Limardo, esgrimista, medallista de oro olímpico, héroe y gloria nacional bolivariana y revolucionaria, a quien le organizaron hasta un desfile con fiesta para recibirlo, anda ya quejándose públicamente de algo sencillo: debe viajar a Qatar y luego a Milán a competir y no le han aprobado la asignación por Cadivi.
Al espadachín no le ha servido ser la imagen del deporte revolucionario, los ineficientes no respetan ni medalla de oro, ni jaladera por televisión ni nada. El chavismo sin Chávez está mandando. Los ineficientes están mandando, aun con firma fotocopiada.
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