Por: VenEconomía
De Hugo Chávez, el Presidente electo no juramentado y en reposo indefinido, sólo se sabe oficialmente que batalla con un cáncer terminal, con una insuficiencia respiratoria, consecuencia de una “severa infección pulmonar”, y otras complicaciones no determinadas tras la operación a la que fuera sometido el 11 de diciembre en La Habana.
Después de 29 comunicados oficiales de la Vicepresidencia y casi 40 días de ausencia, no se sabe a ciencia cierta si Chávez está consciente, respirando con asistencia artificial, en estado agónico o muerto. Tal parece que el destino definitivo de Chávez se conocerá cuando los intereses del castrismo y del cogollo chavista lo decidan, una aberración política que se desarrolla ante el silencio cómplice de la comunidad internacional.
Asi, el 10 de enero se llevó a cabo una farsa donde se declaró la “continuidad del período presidencial vencido y la prolongación del “permiso” otorgado al Presidente para quedarse en Cuba hasta tanto se recupere totalmente de sus afecciones.
Lo constitucional y lógico hubiera sido que el 10 de enero, ante la falta de Hugo Chávez se encargara de la Presidencia de la República al Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y se convocara a elecciones en los próximos 30 días siguientes. Así el PSUV, siguiendo el último deseo del caudillo llevaría a Nicolás Maduro como candidato a la Presidencia, y quien ungido por la sombra de Chávez tendría la victoria asegurada. ¿Por qué no siguieron ese camino? ¡Cuidado, es que tal vez sabían que no sería tan fácil como todos pensaban!
Sacando cuentas se tiene que en diciembre, en las elecciones de gobernadores, la abstención del oficialismo fue de 2,6 millones de electores vs 2,1 de la unidad democrática. Además, la oposición democrática retuvo tres gobernaciones mientras lograba importantes mejoras en varios estados, tales como Bolivar.
Se infiere con ello que a pesar del ventajismo y el abuso del erario público que tuvieron los candidatos de Chávez durante la campaña, la ausencia del mandatario mermó la convocatoria del chavismo. Esta situación podría repetirse en unos comicios presidenciales con un candidato insípido y sin carisma como lo es Maduro.
Sondeos realizados por Alfredo Keller en el cuarto trimestre de 2012 indicaron que si se hicieran hoy las elecciones, el candidato de la oposición le ganaría a un candidato oficialista distinto a Chávez.
De allí que con la patada constitucional del 10 de enero el chavismo lo que hizo fue ganar tiempo para lograr de nuevo entusiasmar a los seguidores del PSUV y posicionar a Maduro con una imagen presidencial. O sea, el PSUV ya está en campaña y es sólo cuestión de semanas (o días) que decidan convocar a una nueva elección presidencial.
Para concluir, si el PSUV percibe que Maduro puede perder en una elección, eso querría decir que la opción democrática podría ganarla. Lo que indicaría que se está ante una gran oportunidad para que la Unidad Democrática despierte y construya la estrategia para recuperar la patria.
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