El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, sigue manteniendo el estilo de guapetón de barrio que lo caracteriza. Es la antítesis de cualquier parlamentario. Nunca dialoga, ni promueve la conversación. Siempre anda con dos piedras en las manos y las suelta a las primeras de cambio
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El espíritu de paz y armonía propio de los días navideños y de comienzo de un nuevo año no ha hecho ningún efecto en el diputado Diosdado Cabello, quien sigue manteniendo el estilo de guapetón de barrio que lo caracteriza.
El presidente de la Asamblea Nacional es la antítesis de cualquier parlamentario. Nunca dialoga, ni promueve la conversación. Siempre anda con dos piedras en las manos y las suelta a las primeras de cambio.
Suponemos que su educación cuartelaría tiene mucho que ver en ello, pero debería intentar ser un poco más civilizado y actuar más como un diputado que como un pésimo teniente.
De repente lo logra. Ayer la Mesa de la Unidad Democrática, por medio de Ramón Guillermo Aveledo, fijó posición sobre la difícil coyuntura que vive el país a raíz de la enfermedad presidencial y de la irresponsabilidad de Hugo Chávez de haber sido candidato en las condiciones de salud en que se encontraba.
Aveledo pidió claridad y respeto para todos los venezolanos. Que digan la verdad sobre el estado de salud de Esteban. Reiteró que la actuación de los sectores democráticos, como ha ocurrido siempre, estará apegada a lo que manda el texto constitucional, pero no había terminado Aveledo de hablar con los medios de comunicación cuando el teniente respondió vía twitter con su tono de matón de barrio: "Información para los jefes de la oposición venezolana, los Chavistas tenemos muy claro lo que haremos, ocúpense de lo que harían ustedes".
Al parecer ni escucha lo que dicen sus oponentes. Los que tienen que aclarar cómo van a actuar son los integrantes del PSUV. Esas palabras de Cabello revelan que el que tiene algo escondido es precisamente él que anda buscando la manera de sentarse en Miraflores y quedarse allí. Coge mínimo, Diosdado.
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