martes, 8 de enero de 2013
La herencia/Editorial TalCual martes 08ene13
FERNANDO RODRÍGUEZ/TalCual
Dos son los competidores por la herencia de Chávez. Maduro se muestra como un títere de los cubiches, izquierdoso irredento, poco robusto como estadista, mientras que Diosdado un derechista redomado, militar por supuesto, con un rabo de paja grande en asuntos de dinero. Esto indica la pobreza y la chatura del liderazgo oficial y lo poco que cuenta la opinión de bases y dirigentes del PSUV
Es curioso que con una notable celeridad se hayan reducido a dos los competidores por la herencia de Hugo Chávez, Maduro y Cabello, y en definitiva el primero haya resultado también muy expeditamente el elegido.
Seguramente ello indica la pobreza y la chatura del liderazgo oficial y lo poco que cuenta la opinión de bases y dirigentes del PSUV y su comparsa del Polo Patriótico, a los cuales ni se han dignado mirar los que deciden, continentales e isleños.
Sobre el tema a algunos les queda una pregunta: ¿dónde y en qué andará tan silencioso José Vicente Rangel? Que la tal unidad de los herederos, con todo y abrazo fotogénico, no es sino una tregua táctica y que más temprano que tarde saldrán a relucir los cuchillos es tema que dejamos a los que gustan de los acertijos políticos, que son muchos.
Suele suceder que cuando hay un jefe demasiado jefe, autócrata pues, y gusta de monopolizar toda palabra (los hay silenciosos a más no poder como nuestro general Gómez), todos sus acólitos desdibujan su personalidad, sus diferencias, limitados a repetir piadosamente las afirmaciones incuestionables del Único.
El eclipse de éste trae como inmediata consecuencia que la gente se pone a especular cómo son realmente esas réplicas suyas y cómo podrán ser en su ausencia.
Y por ahí se ha expandido la cháchara pública: que si Diosdado es un derechista redomado, militar por supuesto, con un rabo de paja tan grande en asuntos de dineros que hasta el comedido de Capriles lo llama Al Capone, anticubano rabioso, implacable en sus métodos políticos y pare de contar. No es de extrañar que algunos de esos rasgos de derecha endógena hayan atraído a sectores de la derecha exógena.
En el caso de Maduro, que es un títere de los cubiches, izquierdoso irredento, poco robusto como estadista y, también, que tiene un talante dialogal y tolerante, cosa que dijeron de viva voz gente respetable como Eduardo Fernández, Elides Rojas o Edgard Zambrano que recordemos. No es extraño que haya levantado mayores expectativas en sectores digamos que progresistas, al menos deseosos de una democracia más decente. Pero en fin, por ahora, los juegos ya se hicieron y es mejor ocuparse del príncipe heredero.
Como no nos interesa el alma verdadera de Maduro, la que dialoga con Sai Baba, sino sus actuaciones públicas, hay que decir que estas han sido todo lo contrario de ese supuesto espíritu dado al diálogo y la concertación.
Baste recordar aquella desvergonzada rueda de prensa el día mismo de las elecciones en que hizo la más insolente propaganda de los candidatos oficialistas para poner en duda esa supuesta bonhomía, ni Chávez en sus peores días fue tan descarado. Y ya ungido ha asumido un lenguaje altamente ofensivo y amenazante, cargado de los necios latiguillos de siempre, que no ha respetado a nadie.
Tanto que los periodistas colegiados han debido emitir todo un documento para pedir respeto para quienes practican el oficio. O tratar de parodiar, sin las virtudes histriónicas de aquél, el discurso del Padre sobre lo que sabe y aún más sobre lo que no sabe, como la entrevista en La Habana en que hizo una historia de América kindergarteriana y habló de nuestro futuro como potencia salvadora de la especie humana.
Pero todo eso se queda corto con su interpretación continuista de la sucesión presidencial del jueves próximo, verdadero atropello a la Constitución y a cualquier lógica democrática, y de la que nos ocuparemos en detalle mañana./NDO
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Caracas, Venezuela
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