VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
El 18 de mayo de 2010 Jorge Giordani, ministro de Finanzas en ese entonces, inició la guerra santa, la Yihad socialista contra las casas de bolsa acusándolas de especular a través de las permutas, creando "un mecanismo artificial para fijar una tasa de cambio".
La permuta era la manera en que funcionaba el mercado paralelo donde empresas y particulares compraban un bono en bolívares, posteriormente lo canjeaban por un bono en dólares y vendían el papel en el exterior para obtener divisas a un precio superior al tipo de cambio oficial.
Las casas de bolsa fueron arrasadas bajo la acusación de "especulación cambiaria", murió la permuta y Jorge Giordani cantó victoria bajo la presunción de que había extirpado el mal y aniquilado para siempre al mercado negro.
Pero la realidad es terca. El verdadero desequilibrio, un gobierno que pone al Banco Central a imprimir billetes para financiarse y dispara la cantidad de bolívares que persiguen dólares, una economía cada vez más dependiente de las importaciones, tasas de interés excesivamente bajas que impulsan la solicitud de créditos para comprar divisas y severos problemas en Pdvsa para mantener la producción han hundido la moneda.
El tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares por dólar tiene los días contados. La brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es de más de 500% y la consecuencia es que la demanda sobre los dólares que asigna Cadivi, percibidos como excesivamente baratos, es prácticamente infinita e insostenible por largo tiempo.
Simultáneamente ocurre que la inflación se ha disparado. Después del avance de 32,9% al cierre de agosto los precios aumentarán este año en torno a 45% y los bolívares compran menos, algo que golpea a los ciudadanos y también a las cuentas públicas.
Por lo tanto, al gobierno se le hará insuficiente seguir canjeando en el Banco Central los dólares que recibe por la venta de petróleo al tipo de cambio de 6,30 bolívares y, llegado el momento de decidir entre recortar fuertemente el gasto o devaluar, la última opción siempre ha resultado ganadora.
Presionado por el desajuste el ministro de Finanzas actual, Nelson Merentes, se dispone a tratar de disminuir el precio del dólar en el mercado paralelo retomando la permuta, es decir, reconociendo tácitamente que la Yihad emprendida en 2010 que llevó a la cárcel a dueños de casas de bolsa y abrió la puerta para el saqueo de empresas fue inútil y costoso.
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