Por: Laureano Márquez/TalCual
La vexilología (del latín vexillum, bandera y del griego logos, conocimiento) es la disciplina que se encarga del estudio de las banderas. Una bandera es una pieza de tela rectangular que combina colores e insignias.
Pero es mucho más que eso: es el símbolo de una nación o de una idea, el pasado y los sueños de un país, el emblema de los ancestros que lucharon por la independencia, es –en definitiva- la síntesis de de ilusiones compartidas, de aquello que nos une en un espacio, en un tiempo, en una historia común.
Esta semana cuando el soberano máximo visitó el país, justo cuando hacía la revista de la tropa de parada que le rendía honores, como corresponde a su altísima investidura, la bandera de su país (¡y según algunos, del nuestro!, porque como ya se ha dicho somos la misma patria) se desprendió del asta, se le rompió la vaina (así se denomina en vexilología el borde de la bandera del que se sujeta para ser izada) y cayó al piso. ¿Qué significado puede tener esta vaina? ¿Se trata de una acción terrorista de la CIA, que nos echó una vaina? ¿Hay en el batallón un estudiante infiltrado que amarró mal la vaina? ¿Por qué el locutor que transmitía el acto se quedó sin aliento y casi le da una vaina? ¿Qué significa pues la vaina de la vaina?
Venezuela hace tiempo que sobrepaso la barrera del logos, de hecho Reinaldo Dos Santos es el único capaz de avizorar un futuro para el país, porque 2000 años de historia de la filosofía política se muestran inútiles para la comprensión de lo que sucede en Venezuela. Lo nuestro traspasa la razón, la lógica, en Venezuela solo caben dos modalidades de análisis: la superstición y el cinismo. Este último se define como: “la impudencia, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender acciones que son condenables”. Por ejemplo: en el más reciente desfile militar, al paso de la GNB, provista de sus escudos antimotines y de sus amenazantes cascos, el locutor afirmaba que eran emblema y ejemplo del respeto a los Derechos Humanos. Eso es lo que se llama cinismo en su más pura y auténtica expresión. En cuanto a la superstición, ésta suele definirse como: “la creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos”. Conforme a este criterio, podemos recibir mensajes del más allá por medio de pájaros que “hablan” y cosas por el estilo. Así pues, no faltará quien desde el poder nos diga que el incidente de la bandera “es un emblema de que la enseña de la madre patria vuela libre, a su anchas en los cielos nacionales, sin ataduras de ningún tipo al asta del imperialismo yanqui opresor de pueblos y que encaminada hacia la gloria, los vientos nacionales la conducen al cielo infinito, al encuentro del gigante”.
Tampoco faltará del lado opositor quien vea, en el detalle de la vaina de bandera, una esperanza: el vaticinio, el auspicio, el oráculo de que Venezuela será algún día verdaderamente libre e independiente, como la soñaron los libertadores.
La verdad es que la bandera que cayó no significa absolutamente nada, no hay el hecho ningún presagio ni mensaje oculto. La verdad es que una bandera en un asta simbolizará algo cuando sea expresión de un país de libertad, democracia y progreso. Lo cierto es que una bandera solo significa algo cuando uno no siente una profunda vergüenza con aquellos que derramaron su sangre por ella.
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