SEBASTIÁN BOCCANEGRA/TALCUALDIGITAL
Hay personas que cuando empiezan a hablar dicen cualquier cosa. Un ejemplo de ello lo representa el heredero del difunto "eterno", quien ayer inauguró un centro de distribución de medicinas con tecnología de punta, al parecer producto de la colaboración con China. Maduro afirmó que un almacén de ese tipo lo tenían muy pocos países en el mundo, si es que alguno lo poseía. Primer cuento. También aseguró que la salud la tenían garantizada todos los venezolanos, pero será si pagan un seguro privado o van a una clínica, porque los hospitales están por el suelo.
Por si acaso, todos los empleados públicos incluyen en sus contratos colectivos un seguro de hospitalización, cirugía y maternidad privado. Todos los dirigentes de la "revolución" cuando han tenido que ser atendidos por problemas de salud se han tratado en centros privados, ninguno ha acudido a un hospital público, ni a un módulo de Barrio Adentro. Son varios los casos conocidos de líderes muy revolucionarios que pregonan las bondades de la salud pública, pero no acuden a ella cuando lo requieren. Todo lo anterior echa por el suelo el cuento de que la salud está garantizada.
El hombre siguió hablando y metiendo la pata. Afirmó que la salud en los países capitalistas es un lujo, que solo la reciben quienes la pagan. Debería darse un paseo por la mayoría de los países europeos para que compruebe cómo es la cosa, o hacer lo mismo en Canadá para que vea cómo se bate el cobre en esa materia. Salud pública de primera calidad. Definitivamente la ignorancia es atrevida.
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