Que en este país manda el hampa lo sabe cualquier ciudadano que tenga que salir a la calle. Regresar a su casa sano y salvo siempre es cuestión de suerte.
De lo que no teníamos pruebas es de la importancia que ha cobrado la delincuencia en el poder. Pero luego de lo ocurrido el lunes en Miraflores, estamos empezando a darle la razón a quienes han venido advirtiendo, hace ya tiempo, que hay una alianza entre la delincuencia común y el gobierno venezolano.
Una alianza que persigue amedrentar y controlar a toda la población, algo que en parte han logrado. Basta con ver la soledad que a tempranas horas de la noche exhiben las calles caraqueñas lo mismo debe ocurrir en el resto del país para corroborar lo que decimos. Una entente que ha logrado que todos los planes de seguridad puestos en práctica en estos quince años son como veintidós fracasen. Es que quien le pega a su familia se arruina.
A Miraflores asistió Yorman Pedro Márquez Rodríguez, alias “Gordo Bayón”, a una reunión entre dirigentes sindicales de Sidor y el Ejecutivo. Este ciudadano era un ilustre desconocido para la mayoría de los venezolanos, pero no para los habitantes del estado Bolívar, entidad donde tenía abierto un juicio por su presunta participación en tres asesinatos.
También tenía prohibición de salir de Bolívar, pero cuando la revolución lo requiere los tribunales obedecen. Nada que no se sepa.
Mano de seda con el hampa, siempre que se vista de rojo y puño de hierro, y uso y abuso de fiscalía y tribunales para quien disienta o se vuelva incómodo para el chavismo.
Mientras a cualquier estudiante se le somete a juicio y se le mantiene preso en cárceles endógenas, de las peores del mundo, o a Leopoldo López le quieren aplicar una pena de prisión por plantear la necesidad de salir según lo establecido en la Constitución de este retroceso histórico que es el chavismo en cualquiera de sus versiones, el Gobierno del “presidente obrero” utiliza a un presunto asesino y lo sienta a negociar un contrato de una empresa de la que ni siquiera era empleado.
Lo ocurrido con el “Gordo Bayón” es el mejor y más acabado retrato de la “revolución ” chavo-madurista. Se comprueba la relación y conchupancia de altos jerarcas rojos con el malandraje. Que haya asistido a una reunión celebrada en Miraflores no es casualidad.
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