Desde que se instauró el chavismo en el poder en Venezuela el secretismo se ha convertido en una política de Estado. Nadie sabe, por ejemplo, cómo se ha manejado la inmensa alcancía del Fondo de Desarrollo Eonómico Nacional, que el difunto comandante administraba sin que nada ni nadie exigiera explicaciones sobre el destino de los abundantes recursos que desde entonces entran a esa gran pileta de bolívares
SAMUEL BOCCANEGRA/TalCualDigital
Desde que se instauró el chavismo en el poder en Venezuela el secretismo se ha convertido en una política de Estado. Nadie sabe, por ejemplo, cómo se ha manejado la inmensa alcancía del Fondo de Desarrollo Eonómico Nacional, que el difunto comandante administraba con absoluta discrecionalidad y sin que nada ni nadie exigiera explicaciones sobre el destino de los abundantes recursos que desde entonces entran a esa gran pileta de bolívares.
Tampoco se sabe hace mucho tiempo cómo se arman las cuentas en el poderoso Fondo Chino que ha convertido al país en un inmenso reservorio de petróleo, para que los camaradas del imperio asiático dispongan de barriles y más barriles diarios a cuenta de supuestos favorcitos, léase préstamos en dólares y yuanes, que han colocado la deuda externa del país por encima de los 200 mil millones de dólares largo, esa misma que estaba en 34 mil millones cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999.
Y desde hace pocos meses prácticamente el secretismo se ha hecho más cerrado, pues informaciones básicas que daba el gobierno mes tras mes, trimestre tras trimestre y semestre tras semestre ya no se dan.
Es este el caso de la inflación mensual que no se conoce oficialmente sino por los dateros que la filtran. Lo mismo ocurre con las cifras de la escasez. También pasa ahora con el producto Interno Bruto, del cual se informaba con gran despliegue hasta el año pasado cuando era favorable. El secretismo avanza.
Y tiene que reflexionar uno: Así estarán de estrechas las reservas y recursos financieros del país que, como en los gobiernos totalitarios, hay que ocultarlo todo.
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