D. Cabot y F. Olivera /LA NACION
No es poco dinero: de no haber pagado innecesariamente de más, con esa suma el Gobierno podría haber ampliado en un 10% el programa de asignación universal por hijo. O haber anunciado, como en agosto, otro "plan de inclusión" para la creación de 100.000 empleos mediante cooperativas. O comprar diez Embraer más para Aerolíneas.
Pero la Casa Rosada decidió, entre 2004 y 2009, pagarle muy caro el fueloil a la empresa estatal venezolana Pdvsa para las generadoras de energía. Gastó 1878 millones de dólares en la compra del combustible, 283 millones más (unos 1100 millones de pesos) que lo que recibieron, en ese período, las petroleras instaladas en la Argentina por exportar el volumen equivalente.
La cifra está en los registros de la Aduana, cada vez más ocultos desde que estalló el escándalo por las presuntas coimas a funcionarios argentinos en el comercio bilateral, y es sólo una parte de los sospechados negocios con la Venezuela de Hugo Chávez.
La preferencia por lo caro quedó plasmada por escrito en una carta que el 24 de abril del año pasado le envió el Ministerio de Planificación, que conduce Julio De Vido, a José Sanz, vicepresidente de Cammesa, la administradora del mercado eléctrico. Allí se ordenó que si las empresas eléctricas le pidieran fueloil al Estado ante posibles inconvenientes con las petroleras privadas, ese combustible debía tener "prioridad" de consumo. Como el volumen se calcula al empezar el invierno, es común que las centrales no empleen exactamente lo que se propusieron. Lo que pretende el Gobierno es que, si hay que almacenar algo en los tanques, no sea el insumo estatal.
"Se instruye a Cammesa -dice el texto-, en su función de proveedor de combustibles alternativos de última instancia, en la medida que sea posible, a que proceda a sustituir fueloil provisto por el Estado nacional, el o los programas de entrega declarados por los agentes a partir de que los mismos registren incumplimientos y/o demoras. Asimismo, el mencionado combustible de última instancia tendrá prioridad de consumo frente a los restantes."
La carta está firmada por Luis Beuret, subsecretario de Energía Eléctrica, y desencadenó quejas en proveedores locales que se sienten desplazados. Además, como De Vido es desde hace tres años presidente de Cammesa, el documento reviste una particularidad: circula en los hechos entre dos dependencias conducidas por el arquitecto de Santa Cruz.
Los reclamos de las petroleras se centran además en una tercera cuestión: no siempre hay fletes disponibles porque el Estado paga las mejores tarifas a los camiones, por lo que no es extraño incurrir en demoras.
Ante la consulta, voceros del Ministerio de Planificación sustentaron estas compras en el financiamiento que da Pdvsa y confirmaron la prioridad del Estado como proveedor. "Los generadores tienen la libertad de comprar el fueloil donde quieran pero, como en invierno no es suficiente el que se produce acá y todo el gas se destina al consumo domiciliario e industrial, se le da prioridad al adquirido por Cammesa, que para el Estado es más conveniente porque lo adquiere con financiación y, además, se intercambia por productos de alto valor agregado. Cammesa debe abonar el fueloil local el mes siguiente, al contado".
El argumento es rechazado por petroleras locales que, en 2004, ofrecieron a De Vido combustible 25% más barato y se encontraron con la negativa del ministro. "Al precio que le pagan a Pdvsa, nosotros también damos financiamiento", se quejaron en una de estas firmas.
Hasta que renunció, el encargado del trato con Pdvsa era Claudio Uberti. Fuentes del Ministerio de Planificación reconocieron que el ex funcionario iba a Caracas prácticamente una vez por semana.
Intermediarios en duda
La Aduana consigna todas las operaciones desde 2004, mes por mes. En octubre de 2008, por caso, el país importó 10.822 toneladas de fueloil a un valor medio de US$ 599,3 y exportó 230.894 toneladas a US$ 101,3 menos.
Pero el precio es sólo una parte del entuerto. Otra, no menos significativa, son las razones por las cuales participan de la operación intermediarios como Glencore y Vitol, o la propia Pdvsa, porque el combustible no proviene en general de yacimientos bolivarianos, sino de países como Brasil, Estados Unidos, Argelia o Irán. "Nosotros, cuando le compramos a Pdvsa, lo hacemos directamente, sin trader", explicaron en una de las petroleras.
Como en las operaciones con bonos -de las que participaron, además de intermediarios, bancos de primera línea en el mundo-, la ganancia queda del lado venezolano. A menos que alguien se tome el trabajo de ir a buscarla.
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