Desde que al presidente Chávez se le ocurrió la idea de que el país podría funcionar bien como un cuartel, hay quienes asumen rol de guardián y, rodilla en tierra, aguardan por la invasión.
El pasado martes, durante la incorporación del nuevo contingente de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, un improvisado miliciano interrumpió la ceremonia de bienvenida e hizo su parada castrense, arrebatándole al ministro el Interior los aplausos que les tenía destinado el público. Como a la indumentaria del desconocido le sobraban símbolos que lo identificaban con la revolución, Tareck El Aissami lo dejó terminar su acto, y alguien más tarde le preguntó si ya tenía su carnet del PSUV.Cort. TalCualDigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario