"Ya no soy chavista, nos engañaron"

Al menos tres informales resultaron heridos en la manifestación


A las 4 y media de la tarde de ayer un grupo de comerciantes de la Asociación de Libreros y Vendedores Informales que hacen vida debajo del puente de la avenida Fuerzas Armadas, trancaron el paso vehicular en la avenida Urdaneta en protesta por maltratos y cobro de "vacunas" por parte de la Policía de Caracas.


Richard Marcheta, vendedor de películas, aseguró que un grupo de funcionarios agredió a su abuelo de 76 años, quien trabaja como librero desde hace 40 años y que fue trasladado al hospital, luego de desmayarse por los golpes y el susto.

Unos 30 informales y asociados a la venta de libros mostraron pancartas y gritaron consignas exigiendo la presencia de algún representante de la Defensoría del Pueblo, pero al contrario, lo que recibieron fue más maltratos, pues los efectivos policiales de la Alcaldía de Libertador volvieron y los obligaron a suspender la manifestación.

Uno de los informales se subió a un contenedor de basura y lanzó al suelo una franela roja, en señal de protesta contra el alcalde Jorge Rodríguez, quien les ha prometido reuniones para su reubicación, pero que aún no les ha cumplido: "Yo era chavista, pero ya no. Aquí no se respetan los derechos", afirmó.

Los manifestantes también exigieron a los policías que se ocuparan de reprimir a los ladrones y no a ellos.

Darkis La Cruz, buhonera, contó que posiblemente el enfrentamientro entre policías y vendedores se había iniciado luego de que los funcionarios pidieran el pago de "comisión" a alguno de los vendedores y éste se se negara.

"Todos los días nos cobran y si les decimos que no, son capaces de hacernos cualquier cosa, estamos cansados", denunció la informal.

Una hora después el paso se restableció, pero los manifestantes afirmaron sentirse frustrados e impotentes, pues los funcionarios los amenazaron con armas, violando su derecho a manifestar.

Tampoco se presentó ninguna autoridad a ofrecerles respuesta: "Ellos tienen armas y nosotros no, estamos de manos atadas a los abusos", afirmó La Cruz.

Maye Albornoz
EL UNIVERSAL