Llegan en tropel, como un enjambre de hombres apurados, con el tiempo reducido a la mitad de los otros mortales y el doble de la adrenalina manando entre canales de la autopista. A lo Fuenteovejuna, si algo le sucede a uno, les ocurre a todos y se agolpan para protestar o proteger.
Pero, a veces, la suerte no les sonríe: adoptan como suyas los abusos de una minoría, y entonces su mensaje solidario se convierte en ruido.Foto: Saúl Uzcátegui
Cort. TalCualDigital
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