Si bien el CNE mismo, en el cual cuatro de sus cinco rectores pertenecen al PSUV, difícilmente puede ser considerado un organismo imparcial y tiene merecida la desconfianza de muchos electores, no sucede lo mismo con las máquinas
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Hay un tema en el cual nunca será suficiente insistir. Es el de la desconfianza de algunos electores no sólo en el CNE sino también en el sistema electrónico de votación, las famosas máquinas electorales.
Si bien el CNE mismo, en el cual cuatro de sus cinco rectores pertenecen al PSUV, difícilmente puede ser considerado un organismo imparcial y tiene merecida la desconfianza de muchos electores, no sucede lo mismo con las máquinas.
La experiencia ha demostrado que esas maquinas son confiables. ¿O es que imaginamos que si pudieran trampearlas no lo habrían hecho para impedir que las gobernaciones de Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira y Nueva Esparta, amén de la alcaldía más importante del país, la de Caracas, las ganara la oposición?
Si pudieran trucar las máquinas, ¿no lo habrían hecho para impedir la victoria opositora en el referéndum constitucional de 2007? Ese sistema es auditado por los técnicos de la oposición, máquina por máquina. Lo que sí puede ocurrir es que en las mesas donde no haya testigos de la oposición, el adversario marque todos los votos a favor del gobierno.
Por lo tanto, la invulnerabilidad del sistema electrónico descansa en la cobertura de todas las mesas electorales con testigos de las fuerzas opositoras. La Unidad tiene el deber de garantizar la cobertura de todas las mesas electorales y el ciudadano tiene el deber de votar y de vigilar el escrutinio. Todo lo demás es campaña intimidatoria del gobierno. Es imposible conocer cómo vota cada quien.
Las captahuellas no revelan nada en esta materia. Todas esas son leyendas que pone a correr el gobierno para asustar sobre todo a los empleados públicos y a los beneficiarios de las misiones. A eso no hay que pararle.
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