El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ordenó hoy a las Fuerzas Armadas "arreciar" sus ataques contra las FARC, tras la sangrienta emboscada que dejó 14 policías muertos en el sureño departamento de Caquetá, el de mayor número de víctimas desde que el 7 de agosto se instaló el nuevo Gobierno.
El mandatario lideró un consejo de seguridad en la Décimo Segunda Brigada del Ejército, en la ciudad de Florencia, tras sobrevolar la zona del ataque en el municipio de El Doncello (sur), departamento de Caquetá, donde murieron 14 policías y otros nueve resultaron heridos graves.
"La sevicia con que se realizó, la forma cómo los remataron y luego quemaron los cuerpos; eso es totalmente inhumano. Por eso la orden que les he dado a los comandantes, a los jefes de toda la Policía es arreciar, arreciar y arreciar", señaló el Presidente.
Y agregó: "No podemos bajar la guardia, lo que debemos hacer es confrontar el terrorismo con todo lo que está a nuestro alcance".
Santos anunció que las Fuerzas Militares estarán más presentes en los municipios del Caquetá amenazados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Asimismo, ofreció una recompensa de 500 millones de pesos (276.00 dólares) por información que ayude a las autoridades a capturar al jefe del Frente 15 de las FARC, conocido con el alias "Wilmer", acusado de ser el autor del ataque a la patrulla policial del pasado miércoles.
Antes de partir a Caquetá, el mandatario pidió un minuto de silencio en memoria de los 14 asesinados en el ataque, del que sólo se supo hasta ayer, cuando los efectivos llegaron al lugar, el número total de muertos.
Santos recordó que otros tres soldados fueron asesinados por las FARC ayer en Norte de Santander y en Nariño, zonas fronterizas a Venezuela y Ecuador, respectivamente.
Pero la emboscada del Caquetá es la más sangrienta y la de mayor número de víctimas desde que Santos asumió el poder, el pasado 7 de agosto.
El secretario de Gobierno de Caquetá, Edilberto Ramón Endo, calificó los hechos como un acto de "criminalidad grotesco" porque los policías cayeron en un campo minado y les dispararon ráfagas de fusil, "posteriormente fueron rociados con gasolina y por eso algunos quedaron incinerados".
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, condenó el asesinato de los policías, al aseverar que mientras el Gobierno busca salidas pacíficas, las FARC hacen "atentados criminales" en la dirección contraria.
"Mientras el Gobierno (...) se encuentra empeñado en generar un clima propicio para la búsqueda de salidas pacíficas al conflicto, atentados criminales como el ocurrido en El Doncello van en la dirección contraria a este propósito, que es fundamental para alcanzar la paz en Colombia", anotó.
Una delegación de diputados españoles también condenó hoy el "brutal" asesinato de los 14 policías y trasladaron su "más extrema solidaridad a las familias de los policías", dijo el nacionalista catalán Carles Campuzano, de Convergència i Unió (CiU), en nombre de los parlamentarios.
Mientras tanto, esta madrugada tropas conjuntas del Ejército y la Fuerza Aérea bombardearon un campamento del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla colombiana después de las FARC, y abatieron a once rebeldes en el municipio de Saravena, fronterizo con Venezuela.
El comandante de esa unidad militar, el general Javier Fernández Leal, confirmó a Efe que las tropas "desarrollaron un ataque de precisión", al informar de que además se incautaron de "trece fusiles, medios de comunicación, artefactos explosivos, material de intendencia y víveres".
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