Foto: Javier Agudelo / EL TIEMPO
A niñas entre 10 y 12 años les ofrecen hasta $400 mil para que tengan su primera experiencia.
La corporación 'Con Vivamos' ha recibido testimonios de este fenómeno en la comuna nororiental, donde despliega su acción, pero asegura que lo mismo está ocurriendo en otros sectores de la capital antioqueña, como la comuna noroccidental, la 13, la centro oriental, la centro occidental y el centro.
"Hay una red que se dedica a esto, lo que pasa es que es supremamente delicado porque sabemos que son miembros de bandas y grupos armados, pero no hemos podido ir más allá", expresó la sicóloga Clara Ortiz, coordinadora del programa de niñez en esta Organización No Gubernamental.
Los corruptores ubican a chicas dentro de los colegios para que se encarguen de averiguar entre sus compañeras quiénes son vírgenes y luego las convencen de que tengan su primera experiencia con un cliente por 200 mil, 300 mil y hasta 400 mil pesos.
Así se forma una cadena de prostitución y abuso infantil que se ve favorecida por las precarias condiciones económicas en las que viven las víctimas.
El equipo de Convivamos atendió específicamente a una adolescente de 17 años que les narró cómo un día fue abordada por un hombre forastero que le puso conversación. A los días le dijo que investigara en su colegio por posibles alumnas para seducir con la oferta y así logró hacerse a una lista que iba usando, al mismo tiempo que ella misma se prostituía, a pesar de que hasta ese momento tenía fama de ser de las más 'recatadas'.
Dos amigas que presenciaron el progreso económico de la joven le pidieron que las enrolara y ellas mismas comenzaron a conseguir nuevas 'conejillas de indias'.
El problema para las tres comenzó cuando vieron el juego peligroso en el que se habían metido y buscaron salirse. Ahí vinieron las amenazas que las obligaron a desplazarse del barrio con sus respectivas familias.
En otra modalidad, según los testimonios que ha reunido Con Vivamos, las chicas de los barrios se vuelven novias de integrantes de combos, estos las inducen en el consumo de drogas y licor, y cuando se aburren con ellas las rotan con el resto.
El asunto es que ellas no son conscientes de que son víctimas de abuso y explotación sexual y en otros casos, las mismas familias se vuelven cómplices debido a que es el único ingreso.
"Pasa desde los 11 ó 12 años, pero las edades bajan porque la niñas se están desarrollando cada vez mas rápido, pero siguen siendo unas niñas", anota la sicóloga Ortiz.
De acuerdo con Ortiz, el abuso también ocurre con jovencitos de sexo masculino pero de una manera más velada y generalmente con un fin diferente, porque con ellos la violación es una manera como personas adultas mantienen el control sobre ellos, muchas veces con la aquiescencia de los grupos armados.
EL TIEMPO trató de averiguar con las autoridades encargadas de contrarrestar esta forma de violación contra los derechos de los niños pero ni la Secretaría de Gobierno de Medellín, ni la Personería ni el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) conocían la problemática.
"Siempre nos articulamos bien sea con la Policía, la Fiscalía y la Alcaldía, pero específicamente no hay ningún reporte, eso se escucha como un rumor pero no hay nada oficial", aseguró el director regional del Icbf, Guillermo García.
MEDELLÍN/El Tiempo.com
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