No hay calles más traicioneras que las de Caracas. Baches que se ocultan detrás de un árbol o de una alcantarilla; aceras que alguna vez fueron objeto del taladro y hoy son un montón de escombros regados en la vía.
Manejar en la capital de la República Bolivariana requiere de una habilidad excepcional para sortear huecos y declives; saber en qué sección de la autopista patinan los autos o dónde el semáforo enloquece y cambia las luces a su antojo. Esa cualidad urbana, muy especial, la tienen los motorizados, algunos de los cuales, con mucha astucia, saben tomar sus previsiones.Foto: Renier Otto
Cort. TalCualDigital
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