CAMBRIDGE, Massachusetts, EE.UU. (AP) - Emiten mal olor y existe el peligro de pisarlos en todas partes, pero los excrementos de perro tienen su lado positivo... y brillante.
Las heces de canes surten gas a una lámpara de iluminación en un parque para perros en Cambridge, en una iniciativa del artista Matthew Mazzotta para convencer a la gente de que no desperdicie los desperdicios.
El convertidor, llamado "Park Spark" (chispa del parque), está integrado por dos tanques de acero de 1.900 litros (500 galones) unidos con una tubería diagonal, y se conecta a una lámpara, como las antiguas que usaban gas en las calles.
La unidad, en la que los excrementos de perro se convierten en metano, fue colocada en el Parque para Perros Pacific Street. Los tanques, otrora para el almacenamiento de aceite, están pintados de amarillo oro y los tubos, de negro.
En los tanques hay letreros en los que se instruye a los dueños de los perros sobre lo que deben hacer cuando sus mascotas hagan lo que saben hacer.
En el lugar se proporcionan bolsas biodegradables para que las personas recojan los excrementos de sus canes y los depositen en el tanque izquierdo.
Las personas después dan vuelta a una manivela que agita el interior del tanque, el cual contiene los desperdicios y agua.
El metano, un gas sin olor que liberan los microbios en las heces, es enviado de los tanques a la lámpara para su combustión. El parque es pequeño pero su gran utilización es suficiente para garantizarse un suministro constante de combustible.
Mientras veía jugar a su par de canes, Lindsey Leason, universitaria de 29 años, dijo que está muy de acuerdo en este nuevo enfoque positivo hacia los excrementos de perro.
"Como me veo obligada a recoger mucho excremento de perro, pienso que preferiría darle uso", afirmó Leason.
El proyecto fue financiado con una donación de 4.000 dólares del Consejo de las Artes, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde Mazzota hizo en el 2009 su maestría en estudios visuales.
Las heces de canes surten gas a una lámpara de iluminación en un parque para perros en Cambridge, en una iniciativa del artista Matthew Mazzotta para convencer a la gente de que no desperdicie los desperdicios.
El convertidor, llamado "Park Spark" (chispa del parque), está integrado por dos tanques de acero de 1.900 litros (500 galones) unidos con una tubería diagonal, y se conecta a una lámpara, como las antiguas que usaban gas en las calles.
La unidad, en la que los excrementos de perro se convierten en metano, fue colocada en el Parque para Perros Pacific Street. Los tanques, otrora para el almacenamiento de aceite, están pintados de amarillo oro y los tubos, de negro.
En los tanques hay letreros en los que se instruye a los dueños de los perros sobre lo que deben hacer cuando sus mascotas hagan lo que saben hacer.
En el lugar se proporcionan bolsas biodegradables para que las personas recojan los excrementos de sus canes y los depositen en el tanque izquierdo.
Las personas después dan vuelta a una manivela que agita el interior del tanque, el cual contiene los desperdicios y agua.
El metano, un gas sin olor que liberan los microbios en las heces, es enviado de los tanques a la lámpara para su combustión. El parque es pequeño pero su gran utilización es suficiente para garantizarse un suministro constante de combustible.
Mientras veía jugar a su par de canes, Lindsey Leason, universitaria de 29 años, dijo que está muy de acuerdo en este nuevo enfoque positivo hacia los excrementos de perro.
"Como me veo obligada a recoger mucho excremento de perro, pienso que preferiría darle uso", afirmó Leason.
El proyecto fue financiado con una donación de 4.000 dólares del Consejo de las Artes, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde Mazzota hizo en el 2009 su maestría en estudios visuales.
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