Es probable que esta carretera, planificada por el Gobierno, no se construya jamás. Que parte del presupuesto se vaya por el desaguadero de las comisiones y de los aportes generosos al partido. Que la empresa contratada inicialmente termine por marcharse ante el incumplimiento del contrato o de los pagos retrasados o porque el sindicato socialista se niegue a laborar los lunes.
Hasta puede darse el caso de que el comandante-presidente decida que la vía debe ir por otro lado. Todo es posible en la revolución de Hugo Chávez. Incluso que este niño se convierta en adulto y consiga una chamba en la obra.
Foto: Saúl Uzcátegui
Cort. TalCualDigital
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