A veces, cuando las reuniones de la dirección nacional se prolongan por horas y no hay tiempo para almorzar en los restaurantes del este, los camaradas del PSUV acuden al "tentempié" que vende el compañero apostado frente a la sede del partido.
Con la advertencia de que no fía a diputados salientes, y que no se trata de un negocio endógeno y su existencia no proviene de Pdval, el comerciante revolucionario ofrece sus papitas, maní y tostones a precios nada solidarios. Porque una cosa es ser socialista y otra ser pendejo.
Foto: Manaure Quintero
Cort. TalCualDigital
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