La "revolución" perdió porque ha elevado tanto el nivel de vida de los venezolanos que estos, una vez "aburguesados", ya no quieren saber nada del proceso y votan contra él o se abstienen
Por: Simón Boccanegra/TalCualDiaigtal
Ya una vez lo dijo Jesse Chacón. Ahora es Aristóbulo. Quiere decir que el argumento es oficial, es "línea". La cosa es pintoresca y grotesca, simultáneamente. Resulta, según esta cómica interpretación, que la "revolución" perdió porque ha elevado tanto el nivel de vida de los venezolanos que estos, una vez "aburguesados", ya no quieren saber nada del proceso y votan contra él o se abstienen.
Los venezolanos de antes tenían un dicho para describir este tipo de actuaciones; de sus actores decían que eran de los que se tragan un burro con todo y enjalma sin siquiera eructar. Pero, más allá de lo tonto del argumento y de su absoluta falsedad fáctica, hay que estar muy moscas, no vaya a ser que el chacumbelismo resuelva ahora que para conservar el respaldo popular lo que conviene es empobrecer a la gente en lugar de mejorar sus condiciones de vida.
De modo que la inflación más alta del mundo no es suficiente, hay que poner a Giordani a inventar otras medidas para subirla aún más. Un desempleo de 10% no es suficiente; hay que empujar más hacia abajo la actividad económica para no correr el riesgo del aburguesamiento.
Más apagones serían también muy convenientes y terminar de desmantelar Barrio Adentro evitaría que esos desagradecidos de los barrios sigan en esa vaina de no votar o de hacerlo por los adversarios.
El ámbito para fregarle la vida a los venezolanos es amplísimo. Menos mal, Aristóbulo, que la revolución cuenta con Chacumbele, el Gran Empobrecedor. ¿Quién mejor que él para explorar nuevos territorios en la lucha contra ese insidioso aburguesamiento que los ha tomado completamente por sorpresa?
Por: Simón Boccanegra/TalCualDiaigtal
Ya una vez lo dijo Jesse Chacón. Ahora es Aristóbulo. Quiere decir que el argumento es oficial, es "línea". La cosa es pintoresca y grotesca, simultáneamente. Resulta, según esta cómica interpretación, que la "revolución" perdió porque ha elevado tanto el nivel de vida de los venezolanos que estos, una vez "aburguesados", ya no quieren saber nada del proceso y votan contra él o se abstienen.
Los venezolanos de antes tenían un dicho para describir este tipo de actuaciones; de sus actores decían que eran de los que se tragan un burro con todo y enjalma sin siquiera eructar. Pero, más allá de lo tonto del argumento y de su absoluta falsedad fáctica, hay que estar muy moscas, no vaya a ser que el chacumbelismo resuelva ahora que para conservar el respaldo popular lo que conviene es empobrecer a la gente en lugar de mejorar sus condiciones de vida.
De modo que la inflación más alta del mundo no es suficiente, hay que poner a Giordani a inventar otras medidas para subirla aún más. Un desempleo de 10% no es suficiente; hay que empujar más hacia abajo la actividad económica para no correr el riesgo del aburguesamiento.
Más apagones serían también muy convenientes y terminar de desmantelar Barrio Adentro evitaría que esos desagradecidos de los barrios sigan en esa vaina de no votar o de hacerlo por los adversarios.
El ámbito para fregarle la vida a los venezolanos es amplísimo. Menos mal, Aristóbulo, que la revolución cuenta con Chacumbele, el Gran Empobrecedor. ¿Quién mejor que él para explorar nuevos territorios en la lucha contra ese insidioso aburguesamiento que los ha tomado completamente por sorpresa?
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