EFE.-Además de al presidente de la República, los cerca de 135,8 millones de electores brasileños elegirán a los gobernadores de los 27 estados del país, dos tercios del Senado y los 513 diputados federales, y renovarán todos los legislativos regionales.
Los comicios son disputados por 22.570 candidatos, de los cuales 9 son a presidente, 171 a gobernador, 273 a senador, 6.036 a diputado federal y 15.280 a diputado regional o distrital.
Los brasileños tendrán nueve horas para depositar su voto en 477.000 urnas electrónicas distribuidas en los 5.567 municipios del país y en 94 ciudades en el exterior, en unas elecciones totalmente informatizadas.
El voto es obligatorio en Brasil para los ciudadanos de entre 18 y 70 años, y opcional para los mayores de 70 y los jóvenes entre 16 y 18 años.
Los colegios electorales de la mayoría del país estarán abiertos hasta las 17.00 hora de Brasilia (20.00 GMT) pero la votación en el estado de Acre, el más occidental y con un huso horario diferente, se ampliará una hora más.
La informatización le permitirá al Tribunal Superior Electoral divulgar su primer boletín con resultados parciales de la elección presidencial a las 18.00 hora local, cuando cierren los colegios electorales en Acre.
El Tribunal calcula que tendrá cerca del 90% de los votos de todo el país escrutados hacia las 22.00 hora local (01.00 GMT del lunes), es decir cinco horas después del cierre de la mayoría de los colegios.
La favorita para vencer en la elección presidencial es la oficialista Dilma Rousseff, que cuenta con el firme respaldo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, así como de la popularidad récord del mandatario y sus exitosos programas sociales.
Rousseff, una ex militante de organizaciones de izquierda que puede convertirse en la primera presidenta de Brasil, puede incluso garantizar la elección sin necesidad de segunda vuelta en caso de que obtenga la mayoría de los votos válidos más uno.
Las últimas encuestas le atribuyen entre el 50% y el 51% de los votos válidos, pero, como tienen un margen de error de dos puntos porcentuales, no permiten vaticinar si podrá ser elegida sin tener que disputar la segunda vuelta, el 31 de octubre.
Su intención de voto, de cualquier forma, es muy superior a la de sus dos principales rivales: José Serra, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien obtendría el 31% de los votos válidos, y la senadora Marina Silva, del Partido Verde (PV), que tendría el 15%.
Los principales favoritos también en las legislativas y regionales son los candidatos apoyados por Lula, lo que puede garantizarle a Rousseff, en caso de que sea elegida en esta ocasión o el 31 de octubre, respaldo mayoritario en el Congreso y gobernadores aliados en la mayoría de los 27 estados del país.
Los comicios son disputados por 22.570 candidatos, de los cuales 9 son a presidente, 171 a gobernador, 273 a senador, 6.036 a diputado federal y 15.280 a diputado regional o distrital.
Los brasileños tendrán nueve horas para depositar su voto en 477.000 urnas electrónicas distribuidas en los 5.567 municipios del país y en 94 ciudades en el exterior, en unas elecciones totalmente informatizadas.
El voto es obligatorio en Brasil para los ciudadanos de entre 18 y 70 años, y opcional para los mayores de 70 y los jóvenes entre 16 y 18 años.
Los colegios electorales de la mayoría del país estarán abiertos hasta las 17.00 hora de Brasilia (20.00 GMT) pero la votación en el estado de Acre, el más occidental y con un huso horario diferente, se ampliará una hora más.
La informatización le permitirá al Tribunal Superior Electoral divulgar su primer boletín con resultados parciales de la elección presidencial a las 18.00 hora local, cuando cierren los colegios electorales en Acre.
El Tribunal calcula que tendrá cerca del 90% de los votos de todo el país escrutados hacia las 22.00 hora local (01.00 GMT del lunes), es decir cinco horas después del cierre de la mayoría de los colegios.
La favorita para vencer en la elección presidencial es la oficialista Dilma Rousseff, que cuenta con el firme respaldo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, así como de la popularidad récord del mandatario y sus exitosos programas sociales.
Rousseff, una ex militante de organizaciones de izquierda que puede convertirse en la primera presidenta de Brasil, puede incluso garantizar la elección sin necesidad de segunda vuelta en caso de que obtenga la mayoría de los votos válidos más uno.
Las últimas encuestas le atribuyen entre el 50% y el 51% de los votos válidos, pero, como tienen un margen de error de dos puntos porcentuales, no permiten vaticinar si podrá ser elegida sin tener que disputar la segunda vuelta, el 31 de octubre.
Su intención de voto, de cualquier forma, es muy superior a la de sus dos principales rivales: José Serra, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien obtendría el 31% de los votos válidos, y la senadora Marina Silva, del Partido Verde (PV), que tendría el 15%.
Los principales favoritos también en las legislativas y regionales son los candidatos apoyados por Lula, lo que puede garantizarle a Rousseff, en caso de que sea elegida en esta ocasión o el 31 de octubre, respaldo mayoritario en el Congreso y gobernadores aliados en la mayoría de los 27 estados del país.
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