SAN DIEGO (AP) - Pasajeros bajaron el jueves de un crucero averiado y celebraron aliviados al tocar tierra luego que las vacaciones soñadas se convirtieron en tres días de pesadilla a la deriva con comida racionada, inodoros tapados y camarotes a oscuras.
Empujado por seis remolcadores y escoltado por la Guardia Costera, el Carnival Splendor, de unos 300 metros de eslora, llegó a puerto hacia la media mañana. El primer grupo de pasajeros descendió por una rampa una hora después. Como los elevadores del barco no funcionan, los funcionarios del puerto estimaron que el desembarque duraría unas cuatro horas.
"Me encanta estar de nuevo en tierra", dijo el pasajero Ken King, quien cumplió 42 años el jueves.
"La tripulación se portó excelente. Sólo unas cuantas personas a bordo se portaron groseras. La comida era horrible. Y desde las 5 de la mañana del lunes no tuvimos baños por 13 horas", relató.
La gente que estaba en el muelle y unas 100 más en la playa celebraron fuertemente cuando el barco llegó a puerto. A lo largo de la bahía, turistas, deportistas y pescadores se detenían para tomar fotos.
"Fue como una pesadilla", dijo la pasajera Fahizah Alim, de 26 años. "No había comida, ni motores, ni electricidad y los baños no descargaban".
Casi todo lo que requiere de electricidad quedó inoperable tras un incendio en el cuarto de máquinas de la embarcación el lunes. No había aire acondicionado, ni comida caliente, ni agua caliente, ni casino. La alberca era inutilizable porque no se podía bombear cloro.
El director del crucero John Heald dijo en comentarios publicados en un blog del sitio web de Carnival Lines que la gente a bordo "se ha portado a la altura de los desafíos obvios y condiciones difíciles a bordo".
"Obviamente ha sido un desafío, pero déjenme decirles los hechos más importantes y estos son que el barco está fuera de peligro, los pasajeros están seguros y nadie salió lesionado", señaló.
El Splendor zarpó el domingo de Long Beach, en California, en un crucero de siete días por la Riviera mexicana. La embarcación estaba a unos 322 kilómetros (200 millas) al sur de San Diego y a unos 71 kilómetros (44 millas) de la costa cuando el incendio en el cuarto de máquinas dejó a la nave a la deriva.
Empujado por seis remolcadores y escoltado por la Guardia Costera, el Carnival Splendor, de unos 300 metros de eslora, llegó a puerto hacia la media mañana. El primer grupo de pasajeros descendió por una rampa una hora después. Como los elevadores del barco no funcionan, los funcionarios del puerto estimaron que el desembarque duraría unas cuatro horas.
"Me encanta estar de nuevo en tierra", dijo el pasajero Ken King, quien cumplió 42 años el jueves.
"La tripulación se portó excelente. Sólo unas cuantas personas a bordo se portaron groseras. La comida era horrible. Y desde las 5 de la mañana del lunes no tuvimos baños por 13 horas", relató.
La gente que estaba en el muelle y unas 100 más en la playa celebraron fuertemente cuando el barco llegó a puerto. A lo largo de la bahía, turistas, deportistas y pescadores se detenían para tomar fotos.
"Fue como una pesadilla", dijo la pasajera Fahizah Alim, de 26 años. "No había comida, ni motores, ni electricidad y los baños no descargaban".
Casi todo lo que requiere de electricidad quedó inoperable tras un incendio en el cuarto de máquinas de la embarcación el lunes. No había aire acondicionado, ni comida caliente, ni agua caliente, ni casino. La alberca era inutilizable porque no se podía bombear cloro.
El director del crucero John Heald dijo en comentarios publicados en un blog del sitio web de Carnival Lines que la gente a bordo "se ha portado a la altura de los desafíos obvios y condiciones difíciles a bordo".
"Obviamente ha sido un desafío, pero déjenme decirles los hechos más importantes y estos son que el barco está fuera de peligro, los pasajeros están seguros y nadie salió lesionado", señaló.
El Splendor zarpó el domingo de Long Beach, en California, en un crucero de siete días por la Riviera mexicana. La embarcación estaba a unos 322 kilómetros (200 millas) al sur de San Diego y a unos 71 kilómetros (44 millas) de la costa cuando el incendio en el cuarto de máquinas dejó a la nave a la deriva.
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