Tomar analgésicos comunes como paracetamol, aspirina e iboprufeno en el embarazo puede ser perjudicial para la salud de los bebés de sexo masculino y su futura capacidad reproductiva, según un estudio publicado en la revista Human Reproduction Today.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de Dinamarca, Finlandia y Francia, asocia la ingesta de estos analgésicos durante el embarazo con un mayor riesgo de dar a luz niños con testículos no descendidos (criptorquidia).
Este fenómeno se caracteriza por la falta de descenso testicular completo, tanto unilateral como bilateral, de forma que la gónada se encuentra fuera del escroto, y es un factor de riesgo de infertilidad y de cáncer testicular en la vida adulta.
En experimentos con ratas en el laboratorio, los científicos descubrieron que los analgésicos reducen los niveles de testosterona (hormona masculina) durante el periodo de gestación en el que se forman los órganos masculinos del bebé.
El efecto es muy similar al producido por los ftalatos, compuestos químicos empleados para incrementar la flexibilidad de los plásticos y que perturban el sistema endocrino.
"Si la exposición a los perturbadores endocrinos es el mecanismo responsable de los cada vez mayores problemas reproductivos entre los jóvenes del mundo occidental, esta investigación sugiere que se debe prestar una atención particular al uso de analgésicos suaves", señala el autor principal del estudio, Dr. Henrik Leffers, del Rigshospitalet de Copenhague.
Los científicos afirman que es necesaria de forma urgente una mayor investigación sobre este tema, en especial estudios epidemiológicos, y recomiendan a las embarazadas que consulten a su médico antes de tomar analgésicos.
Los médicos normalmente aconsejan a las embarazadas evitar en lo posible los analgésicos y otros medicamentos para proteger a su hijo.
Pero en el estudio, realizado sobre más de 2.000 embarazadas y sus bebés en Dinamarca y Finlandia, muchas de las mujeres que fueron consultadas en una encuesta por escrito sobre las medicinas que tomaban no consideraron a los analgésicos como medicamentos.
Los científicos descubrieron que las embarazadas que utilizan más de un analgésico de forma simultánea, como paracetamol e ibuprofeno, tienen siete veces más posibilidades de tener un niño con criptorquidia que las que no consumen estas sustancias.
El segundo trimestre del embarazo es el periodo de más peligro, ya que se dobla el riesgo de que el bebé sufra criptorquidia con cualquier analgésico.
Tomados individualmente, el ibuprofeno y la aspirina multiplican por cuatro esta posibilidad y el paracetamol la dobla, pero si se emplean simultáneamente en ese periodo el riesgo se multiplica por 16, afirma el estudio.
Según los investigadores, en las últimas décadas se ha registrado un importante incremento de la incidencia de la criptorquidia congénita, que en el caso de Dinamarca ha pasado de un 1,8% entre 1959 y 1961 a un 8,5% en 2001, un aumento demasiado pronunciado como para atribuirlo al azar.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de Dinamarca, Finlandia y Francia, asocia la ingesta de estos analgésicos durante el embarazo con un mayor riesgo de dar a luz niños con testículos no descendidos (criptorquidia).
Este fenómeno se caracteriza por la falta de descenso testicular completo, tanto unilateral como bilateral, de forma que la gónada se encuentra fuera del escroto, y es un factor de riesgo de infertilidad y de cáncer testicular en la vida adulta.
En experimentos con ratas en el laboratorio, los científicos descubrieron que los analgésicos reducen los niveles de testosterona (hormona masculina) durante el periodo de gestación en el que se forman los órganos masculinos del bebé.
El efecto es muy similar al producido por los ftalatos, compuestos químicos empleados para incrementar la flexibilidad de los plásticos y que perturban el sistema endocrino.
"Si la exposición a los perturbadores endocrinos es el mecanismo responsable de los cada vez mayores problemas reproductivos entre los jóvenes del mundo occidental, esta investigación sugiere que se debe prestar una atención particular al uso de analgésicos suaves", señala el autor principal del estudio, Dr. Henrik Leffers, del Rigshospitalet de Copenhague.
Los científicos afirman que es necesaria de forma urgente una mayor investigación sobre este tema, en especial estudios epidemiológicos, y recomiendan a las embarazadas que consulten a su médico antes de tomar analgésicos.
Los médicos normalmente aconsejan a las embarazadas evitar en lo posible los analgésicos y otros medicamentos para proteger a su hijo.
Pero en el estudio, realizado sobre más de 2.000 embarazadas y sus bebés en Dinamarca y Finlandia, muchas de las mujeres que fueron consultadas en una encuesta por escrito sobre las medicinas que tomaban no consideraron a los analgésicos como medicamentos.
Los científicos descubrieron que las embarazadas que utilizan más de un analgésico de forma simultánea, como paracetamol e ibuprofeno, tienen siete veces más posibilidades de tener un niño con criptorquidia que las que no consumen estas sustancias.
El segundo trimestre del embarazo es el periodo de más peligro, ya que se dobla el riesgo de que el bebé sufra criptorquidia con cualquier analgésico.
Tomados individualmente, el ibuprofeno y la aspirina multiplican por cuatro esta posibilidad y el paracetamol la dobla, pero si se emplean simultáneamente en ese periodo el riesgo se multiplica por 16, afirma el estudio.
Según los investigadores, en las últimas décadas se ha registrado un importante incremento de la incidencia de la criptorquidia congénita, que en el caso de Dinamarca ha pasado de un 1,8% entre 1959 y 1961 a un 8,5% en 2001, un aumento demasiado pronunciado como para atribuirlo al azar.
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