La Ley de Emolumentos sigue siendo manzana o, mejor dicho, cambur de la discordia. Las cuatro fantásticas del CNE se están absteniendo de cumplirla. En el TSJ los magistrados más avispados tienen su jubilación lista para pasarla por bolas
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Dentro del oficialismo la Ley de Emolumentos sigue siendo manzana o, mejor dicho, cambur de la discordia. La ley tardó en ser aprobada en el Parlamento, en un raro episodio de "rebeldía" de los anteriores diputados, para al final sancionarla en diciembre. El acatamiento de la referida ley no ha sido homogéneo.
Las cuatro fantásticas del CNE se están absteniendo de cumplirla. En el TSJ los magistrados más avispados tienen su jubilación lista para pasarla por bolas. Mientras en el Banco Central su presidente como buen matemático, y ante la rebelión de sus técnicos, sacó cuentas, se puso rodilla en tierra y decidió no aplicarla.
Donde sí decidieron cumplirla fue en la AN, poder que de vez en cuando tiene que apegarse a la legalidad. Allí los funcionarios andan molestos. Eso de tener que prescindir de ciertos placeres pequeño burgueses y capitalistas está pegando duro. Está bien querer construir el socialismo, pero tampoco hay que ser tan dogmáticos, dicen.
Por debajo de cuerda, el general de la impostura que es Carlos Escarrá conspira para que la ley sea derogada, pero no se atreve a tomar el toro por los cachos y espera que el trabajo lo hagan los magistrados del "poder" judicial.
Mientras, ese perro de presa que es Clodosbaldo Russián ladra pero no muerde, esperando la orden correspondiente. En el ínterin se ha asomado una propuesta que puede ser la solución: los afectados solicitan tener las mismas condiciones laborales del presidente comandante. Se rebajan el sueldo pero no pagan casa, ni vestido, ni alimentación ni transporte. Así sí están dispuestos al sacrificio.
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Dentro del oficialismo la Ley de Emolumentos sigue siendo manzana o, mejor dicho, cambur de la discordia. La ley tardó en ser aprobada en el Parlamento, en un raro episodio de "rebeldía" de los anteriores diputados, para al final sancionarla en diciembre. El acatamiento de la referida ley no ha sido homogéneo.
Las cuatro fantásticas del CNE se están absteniendo de cumplirla. En el TSJ los magistrados más avispados tienen su jubilación lista para pasarla por bolas. Mientras en el Banco Central su presidente como buen matemático, y ante la rebelión de sus técnicos, sacó cuentas, se puso rodilla en tierra y decidió no aplicarla.
Donde sí decidieron cumplirla fue en la AN, poder que de vez en cuando tiene que apegarse a la legalidad. Allí los funcionarios andan molestos. Eso de tener que prescindir de ciertos placeres pequeño burgueses y capitalistas está pegando duro. Está bien querer construir el socialismo, pero tampoco hay que ser tan dogmáticos, dicen.
Por debajo de cuerda, el general de la impostura que es Carlos Escarrá conspira para que la ley sea derogada, pero no se atreve a tomar el toro por los cachos y espera que el trabajo lo hagan los magistrados del "poder" judicial.
Mientras, ese perro de presa que es Clodosbaldo Russián ladra pero no muerde, esperando la orden correspondiente. En el ínterin se ha asomado una propuesta que puede ser la solución: los afectados solicitan tener las mismas condiciones laborales del presidente comandante. Se rebajan el sueldo pero no pagan casa, ni vestido, ni alimentación ni transporte. Así sí están dispuestos al sacrificio.
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