El martes en la noche, en una más de sus insoportables cadenas de campaña electoral, Chávez decretó homologar todas las becas universitarias desde los 200 bolívares de hoy hasta el nivel de los 400 bolívares que reciben los alumnos de la Universidad Bolivariana.
Prometió, además, atender las exigencias de mejorar y ampliar los comedores universitarios así como el transporte de esas casas de estudio.
En ningún momento se refirió a la huelga de hambre que protagonizan estudiantes universitarios en distintos sitios del país, pero, mire qué casualidad, entre las reivindicaciones reclamadas por los huelguistas, sobresalen esas tres.
De modo que las decisiones anunciadas por Chávez no pueden ser separadas de la corajuda iniciativa de los muchachos y muchachas, así como de algunos profesores, que lanzaron la huelga de hambre y que ya han alcanzado un primer resultado concreto.
Aunque no lo reconoció abiertamente, implícitamente Chacumbele debió admitir que enfrenta a un adversario cuya determinación y coraje una vez más le doblaron el brazo. La política antiuniversitaria del régimen ha sufrido un nuevo revés.
Todavía quedan problemas pendientes, entre ellos el nada pequeño de las remuneraciones de profesores y empleados, pero la dramática imagen de los jóvenes que se cosieron los labios indica que estos jóvenes están dispuestos a ir muy lejos en su compromiso con la universidad democrática, autónoma, tolerante y abierta hacia el país que todos amamos. Desde aquí saludamos y respaldamos su valentía y su espíritu de sacrificio.
Por otro lado, Chacumbele insiste en el cerco a las universidades. En ese empeño no ceja, así se vea obligado a hacer concesiones. Sabedor de que entre profesores y alumnos su respaldo es nimio está apelando a enfrentar a una parte de los empleados y obreros de las universidades con sus autoridades rectorales. Así, de pronto grupos de trabajadores "toman" el Consejo Universitario de la UCV el martes pasado, reclamando la satisfacción de sus reivindicaciones.
Deliberadamente se hacen los locos ante la circunstancia de que el problema es precisamente que esas autoridades no pueden atender los compromisos económicos con sus trabajadores porque el gobierno ha congelado desde hace tres años los presupuestos universitarios y no hay plata con la cual atender las reivindicaciones económicas ni de profesores ni de empelados y obreros.
El "patrono" de estos trabajadores no es el Consejo Universitario. El verdadero "patrono" es el gobierno y es a éste a quien hay que reclamarle. La burda tentativa de atacar a las autoridades rectorales, como si estas fueran responsables de las carencias económicas de las universidades, pretende desviar la atención sobre el verdadero responsable.
Las universidades no tienen más ingresos que los del presupuesto nacional. Si el gobierno no cumple con su deber, las universidades no tienen de dónde sacar el dinero que les niega Chacumbele. Lo que plantean los "tomistas" del martes pasado es un truco para dividir la lucha de los universitarios.
Prometió, además, atender las exigencias de mejorar y ampliar los comedores universitarios así como el transporte de esas casas de estudio.
En ningún momento se refirió a la huelga de hambre que protagonizan estudiantes universitarios en distintos sitios del país, pero, mire qué casualidad, entre las reivindicaciones reclamadas por los huelguistas, sobresalen esas tres.
De modo que las decisiones anunciadas por Chávez no pueden ser separadas de la corajuda iniciativa de los muchachos y muchachas, así como de algunos profesores, que lanzaron la huelga de hambre y que ya han alcanzado un primer resultado concreto.
Aunque no lo reconoció abiertamente, implícitamente Chacumbele debió admitir que enfrenta a un adversario cuya determinación y coraje una vez más le doblaron el brazo. La política antiuniversitaria del régimen ha sufrido un nuevo revés.
Todavía quedan problemas pendientes, entre ellos el nada pequeño de las remuneraciones de profesores y empleados, pero la dramática imagen de los jóvenes que se cosieron los labios indica que estos jóvenes están dispuestos a ir muy lejos en su compromiso con la universidad democrática, autónoma, tolerante y abierta hacia el país que todos amamos. Desde aquí saludamos y respaldamos su valentía y su espíritu de sacrificio.
Por otro lado, Chacumbele insiste en el cerco a las universidades. En ese empeño no ceja, así se vea obligado a hacer concesiones. Sabedor de que entre profesores y alumnos su respaldo es nimio está apelando a enfrentar a una parte de los empleados y obreros de las universidades con sus autoridades rectorales. Así, de pronto grupos de trabajadores "toman" el Consejo Universitario de la UCV el martes pasado, reclamando la satisfacción de sus reivindicaciones.
Deliberadamente se hacen los locos ante la circunstancia de que el problema es precisamente que esas autoridades no pueden atender los compromisos económicos con sus trabajadores porque el gobierno ha congelado desde hace tres años los presupuestos universitarios y no hay plata con la cual atender las reivindicaciones económicas ni de profesores ni de empelados y obreros.
El "patrono" de estos trabajadores no es el Consejo Universitario. El verdadero "patrono" es el gobierno y es a éste a quien hay que reclamarle. La burda tentativa de atacar a las autoridades rectorales, como si estas fueran responsables de las carencias económicas de las universidades, pretende desviar la atención sobre el verdadero responsable.
Las universidades no tienen más ingresos que los del presupuesto nacional. Si el gobierno no cumple con su deber, las universidades no tienen de dónde sacar el dinero que les niega Chacumbele. Lo que plantean los "tomistas" del martes pasado es un truco para dividir la lucha de los universitarios.
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