Quien no lo conozca puede pensar que es un abuelo que mira de reojo a un nieto que está haciendo alguna travesura en la plaza. Nada de eso. Es un personaje con una vista muy aguda cuando se trata de complacer a poderes superiores. Habla poco, más bien prefiere hacerlo por escrito y cuando lo hace es para aplicar una ley que pareciera hicieron a su medida con la que deja fuera del juego político a quienes molestan demasiado al que te conté. Llegó al cargo con fama de honesto, independiente. De implacable frente a la corrupción. Sin embargo sus actos no la confirmaron. Cuando se trata de algún chavista de poca monta o caído en desgracia actúa sin contemplaciones, pero si el sospechoso se encuentra en el círculo de los favoritos de Esteban, pone cara de yo no fui y ni se ocupa del asunto. ¿Verdad Ramírez?
Foto: Renier Otto /TalCualDigital
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