La fortaleza del Presidente Chávez durante estos 12 largos años ha sido su capacidad de "conectar" con todos los venezolanos -pobres y ricos, del campo y de la ciudad, hombres y mujeres- todos pues.
El 30 de marzo, el Presidente anunció desde Montevideo que Venezuela (léase Chávez) le había donado $10 millones a la Facultad de Medicina de la Universidad de Montevideo.
Esta donación es una afrenta a los enfermeros de varios estados del país que están en huelga de hambre ante la Embajada de Brasil desde el 23 de marzo, huelga convocada para protestar los bajos niveles de sueldo de los profesionales de la salud pública, el mal estado de los hospitales y lo inadecuado del presupuesto del Ministerio de la Salud.
Esta donación también es una afronta a los estudiantes que llevaron a feliz término una huelga de hambre de unos 30 días para protestar la estrangulación de las universidades autónomas cuyos presupuestos hoy día son menores de los de hace cinco años en términos de bolívares corrientes, como si el Presidente no supiera que aquí hay inflación.
Medicina y Universidad - Dos pájaros con un solo tiro.
Caben dos interpretaciones al hecho de que el Presidente acordó esta donación en esta oportunidad. Una es que Hugo Chávez sencillamente se ha vuelto totalmente insensible a las necesidades y preocupaciones de los venezolanos. Chávez ya no sabe, ni entiende, lo que los venezolanos sufren y ansían.
Donar $10 millones en momentos de evidente estrechez presupuestaria ya constituye una ofensa para quienes desesperadamente esperan que el Gobierno consiga los fondos para pagar la construcción de viviendas, para reparar las plantas eléctricas, las calles y las autopistas, o cualquier otra de las múltiples necesidades desatendidas durante la última década. Pero peor es que esos $10 millones sean donativos para la medicina universitaria, eso es más que ofensivo y para algunos analistas prueba de que el Presidente está perdiendo sus estribos.
Para otros analistas, el Presidente lo que estaría diciendo sería algo más o menos así:
Señores, yo no me dejo torcer el brazo. Yo tengo otras prioridades que no incluyen aumentos importantes de los salarios de los enfermeros ni mucho menos la sobrevivencia de las universidades autónomas que no hacen si no ponerle obstáculos a la Revolución. O sea, el gran comunicador que es el Presidente ha mandado un mensaje.
Sea cual sea la interpretación correcta, el hecho es que esta donación constituye un triste augurio para los venezolanos.
El domingo el Canciller Nicolás Maduro, trató de reparar el daño, entre otras cosas dijo que la donación fue hecha hace 5 años con el propósito de que los estudiantes venezolanos pudieran cursar estudios en la Universidad de Uruguay.
En base a estás declaraciones parecería que fueron dos donaciones por igual monto, una en 2005 y la otra la semana pasada.
Aclaratorias que en definitiva no aclaran sino oscurecen.
El 30 de marzo, el Presidente anunció desde Montevideo que Venezuela (léase Chávez) le había donado $10 millones a la Facultad de Medicina de la Universidad de Montevideo.
Esta donación es una afrenta a los enfermeros de varios estados del país que están en huelga de hambre ante la Embajada de Brasil desde el 23 de marzo, huelga convocada para protestar los bajos niveles de sueldo de los profesionales de la salud pública, el mal estado de los hospitales y lo inadecuado del presupuesto del Ministerio de la Salud.
Esta donación también es una afronta a los estudiantes que llevaron a feliz término una huelga de hambre de unos 30 días para protestar la estrangulación de las universidades autónomas cuyos presupuestos hoy día son menores de los de hace cinco años en términos de bolívares corrientes, como si el Presidente no supiera que aquí hay inflación.
Medicina y Universidad - Dos pájaros con un solo tiro.
Caben dos interpretaciones al hecho de que el Presidente acordó esta donación en esta oportunidad. Una es que Hugo Chávez sencillamente se ha vuelto totalmente insensible a las necesidades y preocupaciones de los venezolanos. Chávez ya no sabe, ni entiende, lo que los venezolanos sufren y ansían.
Donar $10 millones en momentos de evidente estrechez presupuestaria ya constituye una ofensa para quienes desesperadamente esperan que el Gobierno consiga los fondos para pagar la construcción de viviendas, para reparar las plantas eléctricas, las calles y las autopistas, o cualquier otra de las múltiples necesidades desatendidas durante la última década. Pero peor es que esos $10 millones sean donativos para la medicina universitaria, eso es más que ofensivo y para algunos analistas prueba de que el Presidente está perdiendo sus estribos.
Para otros analistas, el Presidente lo que estaría diciendo sería algo más o menos así:
Señores, yo no me dejo torcer el brazo. Yo tengo otras prioridades que no incluyen aumentos importantes de los salarios de los enfermeros ni mucho menos la sobrevivencia de las universidades autónomas que no hacen si no ponerle obstáculos a la Revolución. O sea, el gran comunicador que es el Presidente ha mandado un mensaje.
Sea cual sea la interpretación correcta, el hecho es que esta donación constituye un triste augurio para los venezolanos.
El domingo el Canciller Nicolás Maduro, trató de reparar el daño, entre otras cosas dijo que la donación fue hecha hace 5 años con el propósito de que los estudiantes venezolanos pudieran cursar estudios en la Universidad de Uruguay.
En base a estás declaraciones parecería que fueron dos donaciones por igual monto, una en 2005 y la otra la semana pasada.
Aclaratorias que en definitiva no aclaran sino oscurecen.
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