Este 25 de julio Caracas, la capital de Venezuela, cumple 444 años de haber sido reunificada y refundada por el conquistador español Diego de Losada, siguiendo una Real Cédula que había emitido el Rey de España en 1563.
Para conmemorar esta fecha aniversaria, la Alcaldía Mayor en conjunto con cuatro de las cinco alcaldías que conforman el Área Metropolitana de Caracas y que están en manos de dirigentes de la unidad democrática por un lado, y por otro, la alcaldía de Libertador y el ilegítimo Gobierno del Distrito Capital, en manos del oficialismo, organizaron, varias actividades que cerrarán el próximo domingo 31 de julio. A los caraqueños se les ha prometido desde la presentación de un Plan para la Ciudad, una Feria del Libro, la instalación de un árbol de los buenos deseos, hasta festivales receptivos y deportivos, expo ventas de artesanías y proyecciones de películas.
También, cónsono con un Gobierno que no va al fondo de los problemas del país, el Ejecutivo Nacional, la Alcaldía de Libertador y el Gobierno del Distrito Capital, se dedicaron en estos últimos meses a maquillar a Caracas tanto para el Bicentenario de la Independencia de Venezuela como para conmemorar los 444 de la fundación de Caracas. Quienes habitan la ciudad, sufrieron durante meses con los apresurados y espasmódicos operativos de pintura de fachadas y avenidas, con los bacheos de calles y otros arreglos, que resultaron muy superficiales para las necesidades reales de la capital.
Lamentablemente, los habitantes de Caracas difícilmente podrán disfrutar con tranquilidad estos actos ni podrán siquiera detenerse a mirar las manos de pintura fresca que le echaron. Tal placer será impedido por alguno de los males que hoy aqueja a los caraqueños: El embotellamiento del tráfico, el cierre de calles y avenidas por protestas por inseguridad y promesas incumplidas, la incertidumbre de si el estado de la vía le permitirá llegar a su hogar o al trabajo, las preocupaciones por hacer rendir el sueldo para abastecerse a duras penas de los productos básicos (la inflación del Área Metropolitana de Caracas que acumula 458,5% en ocho años, desde que se implantó el control de precios en 2003), el temor de un derrumbe que destruya su vivienda, el agobio de vivir hacinado en alguno de los improvisados refugios del Gobierno, la basura acumulada que le trae enfermedades o, peor aún, buscando la forma de evitar que la delincuencia desatada no lo sume a las estadísticas de homicidios, cada vez más elevadas (21 víctimas fatales sólo en el fin de semana cuando se iniciaba el aniversario).
En esta docena y pico de años que lleva Chávez destruyendo el país, ha sido Caracas una de las ciudades más afectadas por la falta de políticas que generen un estado de bienestar a sus ciudadanos.
Otro cuento se contaría si en estos años de bonanza petrolera, el trabajo de los gobiernos municipales hubiera sido mancomunado con el del Ejecutivo Nacional para atacar verdaderamente los problemas de la ciudad.
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